Los microcréditos…¿una vía para reducir la pobreza?

Por Mónica Llerena H.

Los actuales momentos se encuentran signados por las consecuencias de una crisis económica que afecta enormemente a los que menos capacidades poseen para sortear tales efectos: los pobres.

Reconocer que los más débiles deben ser los principales agentes receptores de protección y apoyo durante y después de la crisis parece ser un consenso social. Tal como argumenta Mohammad Yunus, el llamado “banquero de los pobres”, los más débiles no generan las crisis y es injusto que no se les proteja. Esta opinión toma más fuerza en momentos donde los receptores iníciales directos de los recursos derivados de los paquetes de estímulo económico de las economías más poderosas, han sido precisamente los principales motores de la crisis.

Ante esta paradoja, existe un mecanismo que ha resultado ser “parcialmente” exitoso para reducir la pobreza, y que resulta atractivo impulsar su utilización en tiempos de crisis. Los llamados microcréditos permiten el préstamo de pequeñas cantidades de dinero a los más necesitados sin recurrir a la solicitud de garantías o fiadores. En otras palabras, los pequeños deudores disponen de un recurso que un banco comercial, para evitar riesgos de morosidad y bajos rendimientos, no le otorgaría.

El banco Grameen, fundado por Yunus en Bangladesh, es ejemplo a seguir en esta materia. Sus resultados les permiten asegurar que cada año el 5% de sus clientes sale de la pobreza(*), lo cual es un resultado nada despreciable cuando la lectura se hace desde la perspectiva de seres humanos que estarían viviendo en mejores condiciones de vida, además, desarrollando capacidades empresariales y una base de activos que les permitirá mejorar su situación en el largo plazo. El dinero otorgado es poco, pero suficiente para adquirir el capital de trabajo ligado a actividades económicas a baja escala (pesca artesanal, agricultura, cría de animales, artesanía, etc.).

Las características generales de los créditos otorgados por este banco se encuentran “tropicalizados” a la situación económica, social y cultural de Bangladesh, sin embargo, pueden ser consideradas como referencia para continuar modelando el esquema de los microcréditos otorgados por la banca privada y pública venezolana:

- Promueven el crédito como un derecho humano.
- Su misión es ayudar a las familias pobres que a su vez se ayuden a salir de la pobreza. Los créditos son orientados especialmente hacia las mujeres con escasos recursos
- Los créditos no se basan en contratos de garantías o de cláusulas con exigibles. Están basados en la confianza y no en procedimientos legales
- Los recursos son ofrecidos para la creación de actividades generadoras de ingresos y autoempleo para las familias y no para el consumo
- El sistema fue creado para desafiar la concepción tradicional de la banca de que los pobres no son aceptables paras recibir créditos. Como resultado, se creó una metodología propia al no poder basarse en las convenciones.
- Ofrecen el servicio puerta por puerta, partiendo del principio de que si los pobres no pueden ir al banco, el banco va hacia ellos
- Los préstamos pueden ser recibidos en secuencia continua, esto es, nuevos préstamos vendrán cuando sean pagados los anteriores
- Los préstamos serán pagados en partes (semanales o bisemanales) y son acompañados con programas voluntarios y obligatorios para el ahorro (tomado de http://www.grameen-info.org/).

El impacto de los microcréditos en la reducción de la pobreza

El entusiasmo que han generado los microcréditos se mantiene vigente en Bangladesh luego de ser percibidos resultados muy alentadores entre los más necesitados. Paralelamente, estudios formales se han realizado para medir el impacto de los préstamos contra la pobreza. Una encuesta realizada a 1.800 familias rurales indica que el 62% de los hijos de aquellos que solicitaron préstamos, van a la escuela, comparado con el 34% que no solicitó algún préstamo. En otras palabras, el sistema podría tener una incidencia en la escolaridad.

Un estudio realizado en el año 2009 por Banerjee et al, en "The miracle of microfinance? Evidence from a randomized evaluation”, sugiere que los efectos de los microcréditos sobre los niveles de consumo de los hogares y en la creación y expansión de los negocios son importantes, pero no encontraron evidencia sobre efectos directos en la salud, educación, toma de decisiones de las mujeres (escolaridad, maternidad), al menos no en el corto plazo.

Por otro lado, los efectos detectados sobre los patrones de consumo fueron diversos. Los hogares con negocios preexistentes invirtieron el préstamo en bienes duraderos, es decir, los recursos no fueron destinados al consumo de alimentos que es lo que se podría esperar. De hecho, los hogares con alta propensión a convertirse en dueños de sus propios negocios, mostraron un incremento en la adquisición de bienes durables y un descenso en los bienes no durables, incluyendo la caída del consumo en alcohol, tabaco y azar en aproximadamente 17%.

Finalmente, concluyen los autores que los resultados generados por lo microcréditos no son tan milagrosos como frecuentemente los catalogan, al no ser una receta para lograr cambios inmediatos en la educación, salud, o la reivindicación de los derechos e la mujer, no obstante, es importante reconocer que los impactos en estas áreas podrían aparecer luego de un tiempo, cuando la pequeña riqueza que generan los hogares en sus inicios se incrementen y sean equivalentes a mayores consumos.

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