Enfermedad holandesa…¿qué tan grave estamos?

Por Mónica Llerena H.

La enfermedad holandesa es un concepto económico que trata de explicar la relación entre la explotación de recursos naturales y la caída del sector industrial. La teoría establece que incrementos en los ingresos de un país provenientes de la exportación de algún recurso natural (materia prima) desindustrializará la economía a través de una sobrevaloración de la moneda, lo cual hace menos competitivo al sector de manufacturas.

A pesar de que existen otros factores que explican un sector industrial en decadencia, especialmente en un contexto de globalización, no es menos cierto que en Venezuela la explotación de hidrocarburos ha sido relacionada continuamente con las caídas de la actividad manufacturera. Esta última, por medio de paridades cambiarias fijas que han permanecido por periodos prolongados, se ha enfrentado a pocos incentivos para salir a exportar, siendo un poderoso veneno para la competitividad de las empresas que integran este sector.

Sobre el tema, varios análisis han sido expuestos. Recientemente el Banco Mercantil señaló en su publicación Boletín Económico Mensual (Junio 2009), interesantes hallazgos respecto a la evolución de la economía desde un enfoque sectorial, destacando la importancia del sector industrial para el aumento de los niveles de empleo y de la productividad de la economía. De acuerdo a las cifras del Producto Interno Bruto Consolidado, el país ha gozado de tasas de crecimiento envidiables desde el año 2004, estando el sector de manufacturas correlacionado positivamente con este indicador (ver gráfico).

No obstante, se observa que a partir del año 2006, la tasa de crecimiento de la actividad económica relacionada a manufacturas se rezaga frente a la tasa del PIB consolidado, sugiriendo que enfrenta una desaceleración importante.

Entre los factores que alude la Encuesta de Coyuntura Industrial realizada por CONINDUSTRIA que pudieran explicar tales resultados, se encuentran la percepción industrial de un contexto adverso, la caída en la cartera de pedidos, disminución de los niveles de producción, rezago tecnológico, estancamiento del uso de la capacidad instalada y caída sensible en los inventarios de materias primas. La disminución en la producción industrial coincide con una caída en las exportaciones de este rubro, lo cual coincide con parte de los resultados que predice la teoría de la enfermedad holandesa. Durante los últimos tres años, solo se han registrado tasas negativas, destacando la del año 2008 con una contracción del 10% (datos tomados de la CEPAL).

El país está mostrando desde hace varios años importantes señales de desindustrialización, lo cual amerita la atención inmediata para reimpulsar el sector industrial. Las repercusiones de tales resultados afectan también los niveles de productividad del país que han descendido al movilizar los recursos desde sectores altamente productivos (manufactura) hacia los de menor productividad relativa (servicios), de acuerdo a lo expuesto por la publicación del Banco Mercantil.

En conclusión, podemos decir que la sintomatología de la economía indica que la enfermedad holandesa sigue avanzado. Las soluciones se orientan a políticas industriales que reimpulsen la actividad económica del país, invertir en tecnología y capacitación humana, una oferta de “bien estudiados” incentivos gubernamentales, entre otras medidas que ataquen la percepción adversa para invertir.



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