Las pocas semanas que tenemos del año 2010 (apenas, 6 semanas), han sido suficientes para que Venezuela haya experimentado cambios dramáticos en su entramado económico y regulatorio, generando turbulencias tales, que colocan cuesta arriba cualquier intento de producción, generación de riquezas y crecimiento económico, de manera estable, desde la acera del sector privado.
El bajón del PIB venezolano en el último año, ha hecho saber que nuestra economía no está sola en el cosmos y muchos menos blindada a todo riesgo, sin embargo, los “incentivos” para ubicar opciones y socios que inviertan en él, en aras de promover crecimiento y desarrollo, está entre grises muy densos, vistas una serie de complicaciones, tales como:
.- El terremoto generado con la devaluación -inesperada- en Venezuela, que significa (entre otras) la reducción de la riqueza de los venezolanos en un 50%;
.- Las enormes distorsiones que aún están por verse a nivel de “competencia” gracias a la devaluación, vistas la actuación en un mismo sector de organizaciones/empresas públicas versus las privadas, toda vez que las opciones a importar por parte de las empresas del Estado se hagan a un tipo de cambio de 2,90 BsF/$,mientras las importaciones o requerimientos que el sector privado deba hacer, se harán a 4,30 BsF/$ (en el sector de las telecomunicaciones -creo- se verá perfectamente esta distorsión);
.- Las modificaciones a Leyes de modo recurrente, que cambian por completo las reglas de juego, y por si fuera poco, la muy reciente Reforma a la Ley del 20 de enero del presente, que ha puesto contra la pared los “derechos de propiedad”.
Venezuela cuenta al día de hoy, con temas más que pendientes en su agenda, como el tan esperado arranque económico y procurarse, además, un aparato productivo “verdaderamente” diversificado, y no seguir jugando a ser más que dependiente del excremento del diablo como hasta ahora…
Mucho se ha escrito -y creo existe bastante consenso-, en torno a la necesidad del respeto a los derechos de propiedad para conseguir desarrollo económico (estadio posterior al mero crecimiento económico, es decir, requiero crecer para poder desarrollarme). Sin embargo, Venezuela está aún sumida en la interrogante de si respetar los derechos de propiedad privados ó imponer/establecer esquemas productivos “comunales-endógenos-autóctonos-independentistas-intergalácticos”, que la verdad, a ninguna parte llegarán.
Para algunos, en este país del Caribe, la discusión aún está en vigencia, pero la realidad -en comparación con las naciones del primer mundo y como si de una carrera de fondo se tratara- es que hemos quedado rezagados, muy detrás de los primeros por varios cientos de kilómetros.
La prosperidad y los derechos de propiedad, son conceptos “absolutamente” inseparables, y la aceptación de esta premisa es fundamental para concretar programas de políticas públicas (viables, coherentes, consistentes y sostenibles) que nos permitan sacar los pies del charco. Un sistema de propiedad privada, otorga al individuo el derecho exclusivo a utilizar/disponer sus recursos como mejor desee, y sólo el dominio sobre lo propio hace que los usuarios de la propiedad tomen plena conciencia de los costos y beneficios de emplear sus recursos.
Los estudiosos del desarrollo sostienen que, la diferencia entre la prosperidad y la pobreza reside en la “propiedad”. Las naciones prosperan cuando los derechos de propiedad privados están “bien definidos y se hacen valer”.
Ahora bien, en Venezuela el Ejecutivo cuenta hoy día con un arma más que mortal -al mejor estilo de la película de Mel Gibson y Dany Glover- materializado en el Artículo 6 para la “Reforma Parcial de la Ley para la Defensa de las Personas en e Acceso a los Bienes y Servicios” del 20 de enero del presente, que estipula:
“Se declaran, y por lo tanto son de utilidad pública e interés social, todos los bienes necesarios para desarrollar las actividades de producción, fabricación, importación, acopio, transporte, distribución y comercialización de bienes y servicios.
El Ejecutivo Nacional podrá iniciar la expropiación de los bienes pertenecientes a los sujetos sometidos a la aplicación de la presente Ley, sin que medie para ello declaratoria previa de utilidad pública e interés social por parte de la Asamblea Nacional”.
Los últimos días han sido ejemplarizantes en cuanto al tema de los derechos de propiedad en Venezuela…basta con ver lo que ha ocurrido con la cadena de hipermercados Éxito ó ver el desalojo de las joyerías de toda la vida establecidas en La Francia, el emblemático edificio ubicado en una de las esquinas de la Plaza Bolívar de la ciudad capital. Habrá que ver qué resultados derivarán de todo esto???
Mientras, el año 2010 continuará: las economías seguirán moviéndose, las más desarrolladas en un intento por solventar los efectos de la crisis económico-financiera, los mercados reajustándose, vendrán correcciones en los precios de acciones y bonos, vendrán seguramente reajustes en los precios de las materias primas; por ahora, los precios del petróleo parecieran ubicarse a lo largo del año 2010, entre los 70 y 80 US$/b, habrán -seguramente- cambios radicales en la economía global para el mediano plazo; y mientras nosotros seguiremos -muy probablemente- perdiendo el tren, perdiendo la fiesta, conviviendo con una inflación crónica, y arrastrando y dependiendo excesivamente del petróleo, que en un abrir y cerrar de ojos, pudiera ser más una maldición que una ventaja…
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