Venezuela, un país “rico”???


Por Rafael Simón Hernández

Con el último artículo elaborado, pensando en la compleja y difícil situación económica en la que se encuentra Venezuela hoy día (por no entrar en consideraciones de otros temas, dramáticamente importantes), me vino a la cabeza -una vez más- reflexionar sobre esa idea que nos ha hecho tanto daño, durante tantísimo tiempo, que refiere a que somos un país “enormemente” rico.

Para exponerlo de una manera sencilla/simple, la riqueza de un país la medimos por el Producto Interno Bruto (PIB) que él genera, que no es más el valor de todos los bienes y servicios finales producidos dentro de una nación en un año determinado.

El tamaño del PIB genera entonces, una idea bastante buena de dónde se encuentra un país en relación a otro, qué peso tiene un determinado país en el concierto de las naciones, determina en buena medida si un país es líder(es) -de lo que serán las tendencias y las sendas por las que habrá de transitar los negocios y la economía- o si se es, sencillamente, seguidor de los grandes.

A modo de resumen, encontramos que las primeras economías del mundo, ubicándolas por orden de importancia según el tamaño de sus productos internos brutos -en términos nominales- al 2008 están definidas por:

1° EEUU: U$ 14.002.2 billones (U$ 45.411 per cápita);
2° Japón: U$ 4.965.9 billones (U$ 38.851 per cápita);
3° China: U$ 3.710.6 billones (U$ 2.775 per cápita);
4° Alemania: U$ 3.682.2 billones (U$ 44.674 per cápita);
5° Francia: U$ 2.844.7 billones (U$ 46.004 per cápita);
6° Reino Unido: U$ 2.611.8 billones (U$ 42.988 per cápita);
7° Italia: U$ 2.270.4 billones (U$ 38.699 per cápita);
8° Rusia: U$ 1.713.0 billones (U$ 12.085 per cápita) y así sucesivamente.

Sólo por curiosidad, noten que el resultado exhibido por el primer lugar (USA), multiplica por casi tres veces los resultados exhibidos por su más cercano seguidor (Japón).

El caso de Venezuela es un caso muy particular, porque a pesar de que siempre se nos ha mentado permanentemente la frase de que somos inmensamente ricos, la verdad es que estamos muy lejos de figurar en algún momento cerca de los grandes.

Haré la reflexión para el día de hoy, tratando de vislumbrar o conocer que de cierto hay en que somos ricos o no; y para ello, haré uso de datos históricos en relación al nivel experimentado por nuestro PIB en el período 2000-2007, de los datos de población total de Venezuela según el INE (cifras oficiales), y a partir de ahí, con sencillos cálculos propios, desglosar nuestra nada agradable realidad. Los datos vienen dados a continuación:

Si tomamos, por ejemplo, los resultados del PIB-Venezuela para el año 2007 (U$ MM 186.300) y los dividimos por el total de población en Venezuela (esto es, como que se repartieran estos recursos de manera equitativa entre quienes hacemos vida en este país, y nos olvidamos de invertir para seguir produciendo, de generar nueva infraestructura y servicios, etc.) obtendríamos el PIB Per Cápita, que resulta en U$ 6.778,68. Ahora bien, si dividimos ese resultado entre los 12 meses del año, obtenemos una disponibilidad de recursos mensuales per cápita de U$ 564,89; pero para llevarlo aún a algo más cotidiano, si dividimos esto último entre los 30 días promedio por mes, obtenemos una disponibilidad de recursos diarios per cápita de U$ 18,83.

A todas estas, me vienen inevitablemente a la cabeza algunas sencillas interrogantes:
.- con estos recursos, es posible hacer una vida digna?;
.- es posible llevar una vida saludable?;
.- es posible “comer” adecuadamente?;
.- son estos recursos suficientes para poder satisfacer nuestras necesidades?

Si se quisiera llevar este pequeño ejercicio y reflexión a un plano más de calle, sería interesante llevar estos números a nuestra moneda de uso diario (nuestra moneda de uso oficial); pero eso sí, hacer esto podría colocarnos en una posición mucho más dura, mucho más difícil, toda vez que habría que empezar a introducir en el ejercicio los efectos “depredadores” que ejerce la inflación en nuestra moneda, teniendo que recordar además que Venezuela ostente -y no deberíamos sentir orgullo por ello- un puesto entre los 10 países con las mayores inflaciones del mundo.

Algunos lo colocan hoy día en la posición nueve (9) de ese detestable ranking, pero hasta hace poco tiempo estaba en el puesto número dos (2) por detrás de Zimbawe. Yo diría que estos son los “pequeños grandes” números que hay que tener presentes para entender nuestra posición…

Sobre las nuevas apuestas en el mercado de capitales venezolano

Por Mónica Llerena H.

Con la fe puesta en la expansión del mercado de capitales venezolano se han originado en las últimas semanas expectativas optimistas en cuanto a la maximización de las oportunidades para acceder a interesantes opciones de inversión.

En este sentido, las apuestas se dirigen no solo al aprovechamiento de las emisiones de bonos que el Estado emite, sino también a impulsar una mayor participación de las Pymes como financistas e inversionistas y poder verlas en acción en la Bolsa de Valores de Caracas como una clara señal de la voluntad de crecer con la economía venezolana bajo condiciones de transparencia y mayor democratización en el proceso de captación de capitales.

No obstante, los resultados esperados merecen un profundo análisis de la situación actual de la estructura, marco legal y condiciones relacionadas al mercado de capitales. En este sentido, nos referimos en esta oportunidad a la experiencia de la bolsa de valores de Sao Paulo, Bovespa.

En el año 2001, Bovespa, con el proyecto Novo Mercado (Nuevo Mercado), comenzó a abonar el camino para que nuevas empresas entrasen a participar gradualmente en esta bolsa. En la medida que las nuevas participantes crecieran y demostrasen su intención de incorporar en su cultura empresarial las mejores prácticas del gobierno corporativo, tales como revelación de información para los inversionistas.

Con el Nuevo Mercado, se pretendió la equidad de trato entre accionistas mayoritarios y minoritarios se garantiza, así como un nivel mayor nivel de transparencia. En este sentido, para los accionistas controladores o reguladores, se reduce el riesgo del negocio y se protege al accionista minoritario.

Los resultados fueron positivos, se logró aumentar el número de IPO u ofertas públicas de acciones. Antes del Nuevo Mercado, entre el año 1995 y 2003, solo se realizaron 6 IPO. En 2004, se registraron 7 por US$ 1,5 billones, en 2005 contaron, y en el año 2006 mas de doce IPO.

Seguidamente, la bolsa procedió a la consolidación del Nuevo mercado con el proyecto BOVESPA MÁS, para crear alternativas para un mayor número de empresas, de todos los tamaños, con ofertas menores y con menor liquidez. Las reglas para que una empresa ingrese al sistema Bovespa Más son similares a las del Nuevo Mercado en relación con el derecho de inversionistas y medidas de transparencia. La diferencia fundamental entre ambos sistemas es el free float.

En el Nuevo mercado la empresa debe mantener en circulación el 25% del capital, mientras que en Bovespa Màs, el free float puede ser alcanzado hasta siete años después de iniciada en el sistema (tomado de presentación realizada por Edna Sousa de Holanda en el foro “América Latina: Políticas Públicas exitosas encaminadas a la competitividad”), en aras de promover la mayor participación de empresas pequeñas y que en el futuro, ya fortalecidas y con altos niveles de credibilidad, puedan ser consideradas en el sistema Nuevo Mercado.

Otro punto interesante relacionado al Bovespa Más es que Bovespa implementó programas de apoyo. La primera tiene que ver con la ayuda a la exposición de la empresa. Al inicio es difícil que una Pyme tenga la atención de los inversionistas, por lo cual se puso a disposición el acompañamiento de analistas e inversionistas para tal fin.

La segunda estrategia de apoyo se fundamentó en programas de formación de profesionales para fortalecer la cultura corporativa requerida para participar en Bovespa. Adicionalmente, visualizando que las empresas tendrían en principio problemas para analizar sus propios resultados y exponerlos adecuadamente a los inversionistas, se contrataron consultoras para producir los informes, los cuales Bovespa enviaría semestralmente, acompañado de clippings quincenales con base en las noticias que salen en prensa, así como perfiles de las empresas.

Considerando la experiencia de la bolsa brasileña Bovespa, las acciones que se encaminen a conceptualizar, definir e implementar los cambios en el mercado de capitales venezolanos, debe pasar entonces, por un profundo proceso de análisis de las condiciones actuales a fines de detectar las principales limitaciones que podrían encontrar las Pymes para convertirse en inversionistas y/o financistas, por lo cual, el trabajo no es solo de la bolsa de valores, también pasa por involucrar a todos los actores que participan en el sistema: Ministerio de Finanzas, Comisión Nacional de Valores, bolsas, calificadoras de riesgo, fondos mutuales, etc.

Panorama complejo para la economía venezolana

Por Rafael Simón Hernández

En días recientes, el Banco Central de Venezuela (BCV) ha informado acerca del retroceso que ha experimentado la economía venezolana al comentar que, el Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre de 2009 ha caído en 2,4 por ciento en comparación a los resultados exhibidos por este indicador en el mismo periodo del año pasado, motivado -según el informe- por la crisis financiera internacional (no por las repercusiones en la arquitectura financiera local sino por la contracción de la demanda mundial de bienes y servicios) y los bajos precios del oro negro venezolano en los mercados de exportación.

La situación es aún mucho más compleja, porque todo esto ocurre en un escenario en el que observamos una aceleración persistente del fenómeno inflacionario, y que no exhibe resultados más desalentadores por estar presentes en la economía local un control de precios muy riguroso en una serie de rubros importantes que logran “disimular” los resultados de la inflación real.

El informe del BCV provee además, información valiosa acerca del comportamiento desfavorable de la economía venezolana para el segundo trimestre, desglosando este reverso en la producción tanto por una caída en la actividad no petrolera del 1.6 por ciento, como por un deterioro en la actividad petrolera del 4.2 por ciento.

Harto delicado el escenario, toda vez que la economía venezolana depende hoy día, casi con carácter de exclusividad, de lo que genere la actividad petrolera, que además cuenta con esquemas de venta y comercialización singulares o atípicos, excepto por las ventas que se hacen a los Estados Unidos de América que son pagados, eso sí, en billete constante y sonante. Aproximadamente, 93 o 94% de las exportaciones venezolanas son productos del negocio petrolero.

Como si fuera poco, las exportaciones totales de bienes FOB han descendido dramáticamente. Para el segundo trimestre de 2008, las exportaciones totales de bienes FOB se ubicaban en MMUS$ 30.310 (petroleras en MMUS$ 28.597), mientras que en el segundo trimestre de 2009 las mismas alcanzan los MMUS$ 14.627 (petroleras en MMUS$ 13.756), lo que da cuenta de una caída del 51,74% en dichas exportaciones.

Las dolencias son muchas:

- una inflación persistente de tipo estructural; la dependencia absoluta de todo un país a un solo sector productivo;
- la enmarañada situación en la que se encuentran otras empresas y sectores productivos, toda que han pasado a depender de las ordenes del aparato de gobierno con los procesos de renacionalizaciones y re-estatizaciones;
- una apreciación constante del tipo de cambio que imposibilita algún tipo de participación efectiva en los mercados de exportación a bienes distintos del petróleo;
- un complicado sistema regulatorio que genera desincentivos a la producción privada y la inversión;
- una agotadora lucha por la obtención de divisas que posibiliten la adquisición de insumos y materias primas, que hagan posible algún tipo de producción a sectores diferentes al petrolero -para muestra las contracciones exhibidas por la manufactura, el comercio, los servicios inmobiliarios entre otros para este segundo trimestre de 2009-;
- una hipertrofia de la burocracia y el aparato gubernamental en su neo-rol de empresario (faceta que no ha generado mayores beneficios en experiencias no tan lejanas), etc., etc., etc.;

hacen de todo esto un escenario muy complicado, muy complejo y muy peligroso para “toda” la población, por los efectos negativos que puedan generarse a raíz de algún tipo de colapso. Es una especie de -nada agradable- “bomba de relojería”!!!

Cuotas de importación en una píldora

Por Mónica Llerena H.

Tras la decisión del gobierno de sustituir las importaciones provenientes de Colombia, se han realizado diversas gestiones con Argentina a los fines de garantizar el abastecimiento de varias mercancías, entre ellas, automóviles. Según pudimos conocer por la prensa nacional, la presidenta del mencionado país tendría programado solicitar (o exigir, tal como se ha redactado en las noticias) al gobierno venezolano una participación en las cuotas de importación que este último otorga desde enero de 2008.

Para los no familiarizados con el tema de las cuotas de importación, estas se han definido como un instrumento de política comercial de carácter proteccionista mediante el cual un país establece un límite específico a la importación de una mercancía, durante un tiempo determinado. En este sentido, el país decide implementar cuotas, en la medida que pretenda proteger industrias específicas, evitando la entrada masiva de bienes que compitan con los nacionales.

Las cuotas de importación, se incluyen en la categoría de barreras no arancelarias, entre las cuales se encuentran también los subsidios, etiquetas exigidas en los empaques de la mercancía, restricciones voluntarias a la exportación, entre otras, donde cada instrumento tiene diferente grado de impacto en el comercio internacional.

Formas de implementación

Estas pueden implementarse como cuotas globales, permitiendo la importación de una cantidad determinada de la mercancía al año, sin especificar el nombre del proveedor o país de origen. La entrada de mercancías al país se detiene una vez que se completa el límite superior establecido por la cuota, y esto puede ocurrir en cualquier momento del año.

La implementación de cuotas globales suele traer consigo desventajas como la “inundación” de la mercancía en el menor tiempo posible, a cuestas de que los importadores conocen que existe un tope de ventas hacia el país. Esto es un problema si la mercancía es un bien perecedero sin posibilidad de ser almacenado y sea demandado durante todo el año. También, los proveedores más pequeños o los que más se tarden en llegar son perjudicados por este sistema (Carbaugh, 2004).

Ante tales desventajas, preferidas son las cuotas selectivas que se otorgan a países específicos y en cantidades específicas (caso que persigue Argentina con la exportación de autos a Venezuela. Son las más utilizadas aunque también presentan algunas desventajas. Carbaugh coloca el ejemplo de la tienda estadounidense Kmart, que en los años 80 colocó en China pedidos de sweaters de lana equivalentes al millón de dólares. Antes de que la mercancía llegara al país la cuota estaba cubierta y la tienda no pude venderla sino hasta el año siguiente cuando ya estaban fuera de moda, resultando recuperar apenas 60 centavos de cada dólar.

Además, las cuotas selectivas podrían generar monopolios locales, una vez que los productores locales conociendo que el tope de las importaciones ha sido alcanzado, podrían elevar el precio de sus productos.

Este resultado es probable que suceda en mercados de pocos oferentes u oligopólicos, como el de la venta de automóviles venezolano, donde si la entrada del número determinado de ellos provenientes de Argentina se realiza sin programación y en pocos embarques, esto será incentivo suficiente para que empresas locales (ensambladoras) o bien los concesionarios, incrementen los precios.

Otras consideraciones


Como toda estrategia de intervención del Estado, existen costos derivados de la asignación y administración de las cuotas. Para la asignación, se requiere información fiable sobre la demanda de la mercancía y casi siempre esta debe ser abordada por más de una fuente de información, entre otras palabras, las empresas locales no deben ser consideradas como las únicas informantes.

Por otro lado, en cuanto a la administración, las cuotas pueden conducir a hechos de corrupción. Mientras menos definición a detalle exista sobre la cuota (país de origen, proveedor, cantidades, etc.), se abrirán las oportunidades para que los funcionarios aduanales favorezcan la entrada de ciertos importadores.
Finalmente, si existen cambios bruscos en la demanda existiendo una limitación a importar, existirían incentivos para el contrabando de las mercancías más buscadas.

Calentamiento Global…factura pendiente a la era industrial

Por Rafael Simón Hernández

Estaba revisando los resultados de la Reunión del G-8 en L’Aquila – Italia (julio pasado), y observaba que los líderes de este selecto Grupo declararon, por primera vez, que “cualquier aumento de la temperatura provocado por la acción del hombre no debería superar los 2ºC en relación a las temperaturas promedio de la era preindustrial”.

Resulta interesante encontrar que, en medio de la continuidad a la crisis económico-financiera en la que el mundo se encuentra (y a pesar de los brincos de emoción y regocijo que han dado hoy alemanes, franceses y japoneses al haber experimentado incrementos en sus respectivos PIB que no van más allá del 0,9% y que les hace suponer la salida a la recesión…yo sería menos confiado) el G-8 ha dedicado esfuerzos por tratar este tema tan particular. Por ello, me pareció interesante hacer algunas consideraciones del por qué de todo esto y exponer la necesidad de que los “esfuerzos” sean reales y no meras declaraciones.

La preocupación por el “calentamiento global” tuvo su origen en un artículo publicado en 1957 por Roger Revelle y Hans Suess, ambos del Institute Scripps de Oceanografía de California (USA). En éste artículo, los científicos advertían que las actividades agrícolas e industriales estaban teniendo como resultado un peligroso incremento de los niveles de CO2 en la atmósfera, con consecuencias imprevisibles para la temperatura de la Tierra.

En pocas palabras, el calentamiento de la Tierra es el resultado de la progresiva acumulación en la atmósfera de gases que impiden que el calor se escape del planeta. En este proceso, los rayos del sol entran a la Tierra a través de la atmósfera, y cuando los rayos del sol chocan con la superficie del planeta, estos se transforman en energía infrarroja y en calor. El calor asciende y provoca que las moléculas de dióxido de carbono y otros gases de la atmósfera terrestre entren en vibración. Así, las moléculas de gas actúan como reflectores y devuelven parte del calor a la superficie, lo que produce un efecto de calentamiento.

Los científicos han podido determinar que el aumento del dióxido de carbono es el responsable del 70% del calentamiento global, mientras que el metano y el óxido nitroso se reparten el resto del efecto del calentamiento global en 24% y 6% respectivamente.

Algunos estudios indican que, la atmósfera contiene hoy día 31% más de CO2 que el que contenía en 1.750, mientras que la concentración de metano y óxido nitroso es, respectivamente, 151% y 17% mayor a los niveles experimentados ese mismo año.

Prácticamente el 75% del incremento en las concentraciones de CO2 de los últimos 20 años es atribuible a la quema de combustibles fósiles; el incremento en la concentración de metano es atribuida a las emisiones de arrozales, los vertederos y las flatulencias animales; mientras que, la concentración de óxido nitroso es producto del uso extensivo de los fertilizantes químicos en el suelo agrícola, la industria química, entre otros.

Es indudable que, el incremento de las emisiones de gases nocivos para la supervivencia del planeta se ha producido a partir de la necesidad de generar energía (electricidad, gasolina, otros carburantes, fertilizantes, etc.) que nos permitan mover, utilizar y desarrollar maquinarias para producir bienes y servicios, y con ello hacer las cosas propias de nuestra vida “cotidiana”.

Lo anterior, parece dejar en evidencia que, en un mundo apegado y desesperado por mantener las luces encendidas y nuestros vehículos en marcha, a muchos pudiera parecerle que no queda otra opción que emplear una cantidad cada vez mayor de combustibles, y sacrificar “por ahora” los intereses de nuestro planeta en beneficio de las necesidades y la generación de ganancias económicas en el corto plazo.

Algunos datos en cuanto a las necesidades de consumo de energía resultan interesantes en este debate. Por ejemplo, las previsiones más “conservadoras” predicen que, cubrir los requerimientos energéticos de la población de la Tierra -en constante aumento-, requerirá duplicar el consumo de energía entre el año 2.000 y 2.040, se triplicará la misma antes del 2.070 y se cuadriplicará antes del 2.100.

Lo anterior, implicará triplicar las emisiones anuales de dióxido de carbono, desde los 6.000 millones de toneladas de carbono en el año 2.000 hasta unos 20.000 millones de toneladas en el año 2.100.

Por último, en un informe de los científicos del Panel Intergubernamental sobre cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) se afirma que, la temperatura media de la Tierra aumentó entre 0,6 +/- 0,2 °C a lo largo del siglo XX, siendo éste el mayor incremento en la temperatura media del planeta ocurrido en un siglo durante los últimos 1.000 años. Además, los modelos informáticos y estadísticos del IPCC prevén que la temperatura media global de la superficie aumente entre 1,4 y 5,8 °C antes del año 2.100.

La tarea está pendiente…

Sobre las Políticas Industriales y los Sistemas Políticos


Por Rafael Simón Hernández

No pude resistir la tentación de escribir -al leer el artículo de mi compañera Mónica-una pequeña reflexión para el caso venezolano y la necesidad imperiosa de llevar adelante “verdaderas” políticas industriales que contribuyan a mejorar el panorama (nada envidiable) en el que se encuentra el país hoy día, desde el punto de vista de la producción y la generación de riquezas.

Podría empezar por comentar que, una “Política Industrial” no es más que un conjunto de acciones, emprendidas mayoritariamente desde y por la Administración Pública, y que tiene como principal objetivo aumentar la competitividad de la industria de un país o región.

Algunos historiadores comentan que, el origen de tales políticas se sitúa alrededor de los años ´30 del pasado siglo, como resultado de la necesidad de ubicar, desde los más altos niveles de gobierno, salidas a la crisis económica tanto por parte de los Estados Unidos como de Inglaterra en los años de la Gran Depresión.

Con políticas bien estructuradas, cohesionadas, estables y rigurosas, alcanzaron subsanar la depresión por la que atravesaba la economía norteamericana en esos años, y al final de la misma se encontraron con un entramado industrial muy fuerte y competitivo, entiendo por “competitividad” la capacidad de una organización para obtener y mantener “sistemáticamente” unas ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico en que actúa.

A grandes rasgos, los “Objetivos Generales” de la Política Industrial están dirigidos a lograr: Equilibrio de la balanza de pagos, Incrementar la productividad y competitividad de la economía interna y por ende la competitividad del entramado industria de un país o región, Fomentar la actividad industrial y Reducir ciertos desequilibrios.

Sin embargo, la Venezuela de la primera década del presente siglo, se encuentra enmarañada en un proceso engorroso por demás en cuanto a la definición del sistema ó esquema “político” que ha de primar, y que constituirá -al final del proceso- la base/plataforma desde la cual se han de generar tales políticas (en caso de que alguna política se quiera constituir).

Siguiendo a Samuel Huntington (El Orden Político en las Sociedades de Cambio), un sistema político es “un conjunto formado por unas determinadas instituciones políticas, que tienen unas determinadas expresiones formales identificables en el régimen jurídico, en relación con un cierto nivel de participación que se manifiesta en conductas observables empíricamente y referidas al ejercicio del poder político por medio de las instituciones y los actos del gobierno”.

La historia económica ha dado demostraciones claras de cuál sistema ha dado resultados, ha demostrado que esquemas funcionan y cuáles no, cuáles esquemas han generado y mejorado la calidad de vida para el hombre y cuáles han quedado a medio camino, pero a pesar de ello, es ahí donde se libran duras batallas hoy día en nuestro espacio-país.

El que podamos producir más y mejor, el que podamos generar verdadera riqueza, el que podamos construir un aparato industrial robusto y diversificado dependerá de la definición y escogencia del sistema político a seguir, eso sí, habrá que recordar que la palabra clave para muchos aspectos de la vida cotidiana así como para llevar adelante procesos de producción pasan por contar con “incentivos”, y que estos están ligados en los aspectos productivos a las formas de propiedad…parece que hay “tarea para el hogar”!!!

Enfermedad holandesa…¿qué tan grave estamos?

Por Mónica Llerena H.

La enfermedad holandesa es un concepto económico que trata de explicar la relación entre la explotación de recursos naturales y la caída del sector industrial. La teoría establece que incrementos en los ingresos de un país provenientes de la exportación de algún recurso natural (materia prima) desindustrializará la economía a través de una sobrevaloración de la moneda, lo cual hace menos competitivo al sector de manufacturas.

A pesar de que existen otros factores que explican un sector industrial en decadencia, especialmente en un contexto de globalización, no es menos cierto que en Venezuela la explotación de hidrocarburos ha sido relacionada continuamente con las caídas de la actividad manufacturera. Esta última, por medio de paridades cambiarias fijas que han permanecido por periodos prolongados, se ha enfrentado a pocos incentivos para salir a exportar, siendo un poderoso veneno para la competitividad de las empresas que integran este sector.

Sobre el tema, varios análisis han sido expuestos. Recientemente el Banco Mercantil señaló en su publicación Boletín Económico Mensual (Junio 2009), interesantes hallazgos respecto a la evolución de la economía desde un enfoque sectorial, destacando la importancia del sector industrial para el aumento de los niveles de empleo y de la productividad de la economía. De acuerdo a las cifras del Producto Interno Bruto Consolidado, el país ha gozado de tasas de crecimiento envidiables desde el año 2004, estando el sector de manufacturas correlacionado positivamente con este indicador (ver gráfico).

No obstante, se observa que a partir del año 2006, la tasa de crecimiento de la actividad económica relacionada a manufacturas se rezaga frente a la tasa del PIB consolidado, sugiriendo que enfrenta una desaceleración importante.

Entre los factores que alude la Encuesta de Coyuntura Industrial realizada por CONINDUSTRIA que pudieran explicar tales resultados, se encuentran la percepción industrial de un contexto adverso, la caída en la cartera de pedidos, disminución de los niveles de producción, rezago tecnológico, estancamiento del uso de la capacidad instalada y caída sensible en los inventarios de materias primas. La disminución en la producción industrial coincide con una caída en las exportaciones de este rubro, lo cual coincide con parte de los resultados que predice la teoría de la enfermedad holandesa. Durante los últimos tres años, solo se han registrado tasas negativas, destacando la del año 2008 con una contracción del 10% (datos tomados de la CEPAL).

El país está mostrando desde hace varios años importantes señales de desindustrialización, lo cual amerita la atención inmediata para reimpulsar el sector industrial. Las repercusiones de tales resultados afectan también los niveles de productividad del país que han descendido al movilizar los recursos desde sectores altamente productivos (manufactura) hacia los de menor productividad relativa (servicios), de acuerdo a lo expuesto por la publicación del Banco Mercantil.

En conclusión, podemos decir que la sintomatología de la economía indica que la enfermedad holandesa sigue avanzado. Las soluciones se orientan a políticas industriales que reimpulsen la actividad económica del país, invertir en tecnología y capacitación humana, una oferta de “bien estudiados” incentivos gubernamentales, entre otras medidas que ataquen la percepción adversa para invertir.



Evitando una nueva crisis: el gas en Europa

Por Rafael Simón Hernández

La Unión Europea (UE) ha decidido, muy recientemente, ejecutar un pago de US$ 7.000 millones a Rusia para saldar la deuda que tendría Ucrania con los regentados por Moscú, y tratar de evitar así nuevos cierres a las llaves de los gasoductos que permiten el transporte del gas al continente europeo.

Se recordará que en enero de 2009, Rusia suspendió el envío de gas a Ucrania por una disputa sobre el precio de mismo, generando tensiones que afectaron severamente el suministro de este hidrocarburo a varios países de la UE en plena época invernal, un escenario que los europeos esperan evitar con el pago de estos US$ 7.000 millones.

Esta crisis también motivó a la UE a buscar una ruta alternativa por el mar Caspio para el suministro de gas, una perspectiva que, sin duda, ha molestado a Rusia. Como resultado de todo esto, se había venido trabajando en la UE en nuevas opciones para hacerse con este bien y como resultado a las diligencias y negociaciones, se firmó -hará poco menos de un mes- un Acuerdo entre líderes de la UE y Turquía, para construir el llamado gasoducto de Nabucco que pretende evitar el corte del suministro de gas ruso por desavenencias con los vecinos de Ucrania.

Este nuevo proyecto consistiría, en hacer pasar un enorme gasoducto desde el gas en el Mar Caspio y el Medio Oriente para luego cruzar Turquía, Bulgaria, Rumania y Hungría hasta llegar a en Austria.

Analistas del sector estiman que, actualmente, Rusia suministra entre el 25-30% del gas que consume Europa, y precisamente el 80% de esa cuantía es transportada a través de Ucrania, lo que puede da una idea de lo delicado de la situación.

A pesar de haberse propiciado la firma del referido Acuerdo, existen aun numerosas interrogantes sobre el proyecto como: si resultará rentable desde el punto de vista económico-financiero?, quién pagará por los gasoductos? y desde dónde se espera extraer el gas en cuestión?, pues un acuerdo firmado también el mes pasado entre Rusia y Azerbaiyán levantan preguntas sobre cuánto gas quedará disponible para el proyecto Nabucco?

Un pequeño análisis de los “mercados regionales” da cuenta de, lo pequeño que resultan las reservas de gas natural en Europa (solo el 5% de los recursos globales).
Actualmente, el mercado europeo está marcado por cambios estructurales muy importantes que son el resultado del proceso de liberalización del sector energético, figurando como los principales países productores los Países Bajos, Noruega y el Reino Unido.

Por otro lado, más del 30% del consumo de gas en esta parte del globo es satisfecho, a través de gasoductos, por importaciones tanto de Rusia como del Norte de África, lo que hace pensar en tiempos difíciles, pues se espera que en el futuro se produzca un incremento de la dependencia hacia las importaciones.

La antigua Unión soviética poseía las mayores reservas mundiales probadas de gas natural, y Rusia es hoy día el segundo país productor de gas y el primer exportador del mismo. Antes de la disolución de la Unión Soviética, la mayor parte de este gas era exportado hacia Europa (del Este), desde entonces, Rusia continúa aprovisionando a Europa, aunque ha diversificado geográficamente sus exportaciones, pues más del 62% del volumen es exportado hacia zonas no tradicionales. La industria rusa de gas es un monopolio dominado por la sociedad Gazprom, que controla más del 95% de la producción.