Elaborado por: Rafael Simón Hernández Jiménez
La crisis económico-financiera que nos ha tocado vivir o malvivir desde 2007 hasta hoy, ha provocado severas trabas en los procesos productivos de las economías desarrolladas y sub-desarrolladas a lo largo de los cuatro puntos cardinales del planeta.
Esta crisis y quienes se “responsabilizan” por el armado de las políticas económicas para “salir” de ella, aún nos deben datos e información precisa del hoyo en el que estamos metidos… algunos, llegamos a pensar que ni estos “policymaker” conocen siquiera la magnitud exacta del fenómeno, su alcance, sus efectos reales, lo que tardaremos en recuperarnos plenamente y mucho menos advertirnos de las sorpresas que aún deparan.
Por ejemplo, hace cuestión de tres semanas, encontramos como Dubai, uno de esos paraísos en el Oriente Medio se ha encontrado con la pared de frente. El pánico bursátil se desató tras el anuncio de que un fondo soberano, el “DubaiWorld”, necesitaba un período especial de gracia de seis meses para pagar un vencimiento de deuda de 4 mil millones de dólares que expira en diciembre. El “DubaiWorld” tiene deudas de US$59 mil millones, la mitad de las cuales son préstamos realizados por bancos europeos.
Dubai registró un crecimiento fortísimo de tres décadas, que terminó con un boom de seis años en el sector de la construcción, con rascacielos, hoteles, islas artificiales y conjuntos residenciales, alzados en medio del desértico paisaje de la zona.
Sin embargo, con la crisis económica mundial, el frenó también les ha llegado. Analistas del tema, sostienen que los bancos tendrán que aceptar una reestructuración de la deuda con pérdidas importantes/considerables.
Dubai no tiene petróleo, pero sí lo tiene Abhu Dabi, otro de los estados de los Emiratos Árabes Unidos, quien tal como se estimaba, ha tendido una mano a su socio para evitar un contagio mayor que termine en debacle económica en la Región. Hoy se ha conocido, que Abhu Dabi decidió prestarle a Dubai MM US$10.000 para pagar sus deudas a corto plazo.
Ahora bien, volviendo al tema con el que hemos arrancado, pienso particularmente que quedan aún pendientes varias “tareas para el hogar” que realizar, sobre todo:
.- con el armado de nuevos esquemas regulatorios sobre la banca y sus instrumentos financieros cada vez más complicados, con lo que realizan la magia de sus balances, y que permitieron armar la bomba de la crisis;
.- también está pendiente el meter en cintura a los banqueros y cortar los incentivos perversos con los que muchos pudieran haberse guiado en un afán de lucro y embolsillarse bonos millonarios por su “excelente” gestión;
.- y como no, hacer que la banca entienda que su papel a desempeñar en aras de salir de la crisis, es funcionar como unas verdaderas venas que irriguen recursos para poner en marcha la economía, pues cabe recordar que, tal como se ha diseñado el sistema de ayudas a raíz de la crisis, mucho de los recursos que el Estado ha procurado para auxiliar a la Banca, han terminado parando de nuevo en las arcas del Estado porque estos (los bancos) en lugar de llevarlos a la calle y facilitar crédito, terminan comprando Bonos con un riesgo mínimo y recibiendo buenos dividendos.
Cuando hablo del segundo punto, en esto de meter en cintura a los banqueros y cortar los incentivos que pudieran estarlos guiando, hago recuerdo inmediato con la “Teoría de la Agencia” y el riesgo moral asociado. Creo que esta crisis, ha venido a esbozar el ejemplo perfecto para ella.
La Teoría de la Agencia analiza la forma de los contratos formales e informales mediante los que una o más personas denominadas "el principal" encargan a otra persona denominada "el agente", para la defensa de sus intereses delegando en ella cierto poder de decisión. Esta forma de acción es muy frecuente en las relaciones humanas, pudiendo pensar, por ejemplo, cuando los accionistas de una empresa encargan su gestión a un administrador.
La relación de agencia, implica siempre la existencia del problema del Riesgo Moral: “la posibilidad de que el agente (gestor político y/o empresarial) busque objetivos personales en detrimento de los intereses del principal. Puede comprobarse que, el problema así enfocado permite analizar los problemas de las decisiones económicas de estado y mercado desde una visión unificada”.
Vale destacar que, habrá una pérdida de eficiencia siempre que los costes y perjuicios ocasionados por una decisión no recaigan sobre el individuo que decide.
Así pues, los administradores de una empresa o de un organismo del estado, pueden utilizar su capacidad de decisión para obtener maliciosamente beneficios personales a expensas del ciudadano o del accionista, beneficios que pueden tomar la forma de gratificaciones extras, oficinas grandes y lujosas, uso privado de vehículos, entre otros.
Una solución muy habitual en las grandes corporaciones, consiste en asociar al agente a los beneficios de la empresa. Habitualmente, ese tipo de estímulos a la lealtad adoptan la forma de paga en función de beneficios, participación en la propiedad o, más recientemente, en opciones de compra de acciones o concesiones de derechos sobre aumentos en la cotización.
Sin embargo, estos sistemas, muy utilizados en la actualidad, sirven como “paliativos” aunque el problema no queda eliminado mientras los gestores no posean el 100% de la empresa.
Terminaré el artículo de hoy, haciendo remembranza a unas sabias palabras hechas por, para unos el “Padre de la Economía Moderna”, para otros “El Mejor Economista de la Historia”… Paul Samuelson, quien ha dejado este mundo a los 94 años recién ayer.
Samuelson con el tema de la crisis, comentó el año pasado, en un artículo fulminante publicado por “El País” (26/10/2008) lo siguiente -y aquí van adosados los temas que arriba he comentado- al preguntársele por sus orígenes y responsables:
El fomento deliberado de la desigualdad no aceleró la productividad total de los factores en Estados Unidos. Por el contrario, la obscena subida de los de los altos directivos volvió disfuncional todo el sistema de gobernanza empresarial. Los directores generales de carrera se lo montaron muy bien contando mentiras sobre los verdaderos beneficios de las empresas. Incluso después de que los descubriesen, se fueron al banco con una sonrisa de oreja a oreja.
Poco más adelante, comenta:
Por ahorrar espacio, pasaré a los nuevos " diabólicos monstruos Frankenstein" de la nueva "ingeniería financiera"…Es verdad que los derivados y los créditos recíprocos pueden proporcionar un reparto racional del riesgo y, por consiguiente, reducir el riesgo total, pero también pueden destruir por completo cualquier transparencia.
Durante décadas he participado en consejos directivos sin ánimo de lucro con directores generales desde Nueva York hasta California. Ninguno de ellos entendió nunca nada de las fórmulas de Black, Scholes y Merton para valorar activos. Todo lo que sabían, o pensaban que sabían, era que los nuevos y maravillosos centros de beneficios libres de riesgo habían invadido sus despachos. Era mejor que la alquimia que convertía el estiércol en oro.
Por lo visto, nadie aprendió la lección de 1998, cuando Long Term Capital Management (LTCM) estuvo a punto de quebrar y necesitó un rescate pactado por parte del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. La ingeniería financiera es lo que nos permite pasar del apalancamiento cero hasta, pongamos, un apalancamiento de 50 a 1. Y cuando el riesgo acumulado resultante explota, de nuevo todo lo que ocurre es que el director general y el director financiero se van al banco partiéndose de risa por el camino
Echaremos de menos a Samuelson por la claridad notable de sus reflexiones…mientras, habrá que seguir lidiando con la crisis y trabajando por cambiar las cosas!!!