Por: Rafael Simón Hernández J.
El hombre de a píe en Venezuela, se ha encontrado en los últimos días, con una de esas sorpresas amargas, con uno de esos episodios desagradables, molestos, la intervención de cuatro entidades financieras, a saber, Banco Canarias, Confederado, Banpro y Bolívar Banco.
A estas alturas, se ha ordenado ya la liquidación efectiva del Banco Canarias y Banpro, mientras continuará la intervención a “puertas cerradas” del Confederado y Bolívar Banco.
Ahora bien, la pregunta del millón: es esta una secuela de la enorme y megatrónica crisis económico-financiera internacional?; están relacionadas?; qué ha pasado?; es culpa del hoy degradado sistema capitalista?
Mi opinión, desde aquí, de una manera sincera y honesta, diría un rotundo “No” a todas esas interrogantes.
Habrá que ver que se desprende al final del cuento con estas intervenciones, aparte -claro está- de los dolores de cabeza de los ahorristas y del personal que venía trabajando en estas instituciones, pero lo cierto, es que el tema pudiera pasar más por los intríngulis políticos que por los económicos, porque desde el punto de vista de recursos, estos bancos estaban recibiendo ingentes depósitos desde el aparato estatal.
La verdad, Venezuela siendo un país tan particular, tan único, tan fuera de lote, tan exclusivo ha podido construir al día de hoy sus “propias” amenazas al sistema financiero.
Algunos personajes de la política venezolana han asomado que parte de los “negocios” truculentos de estos bancos los conocían desde las instancias y autoridades del sistema, destacando aquí el de aquellas “notas estructuradas”. Si se preguntan: qué son? y cómo se comen?, pues cabe un ligero repaso.
Son un instrumento financiero elaborado de la “combinación” de bonos de deuda pública de Argentina, Ecuador y Venezuela… se acuerdan de los bonos que hemos estado comprando a Argentina y a Ecuador, cada vez por mayor cuantía, y en el que pareciera que Venezuela actuara como fuente de financiamiento de primera instancia para estos países… pues esos bonos, adquiridos por el Fonden, se fusionaban (por así decirlo) con bonos de la deuda pública venezolana y se vendían en el mercado financiero venezolano.
El tema está en que, las notas eran adquiridas por la banca venezolana, incluyendo las entidades hoy intervenidas, y en este festín se disputaban las sobras -exactamente- todos, a través de un proceso de asignación poco claro, poco transparente, diríamos discrecional.
La gente se preguntará, y qué se gana? Estas notas son tanto más que “papel”, respaldada-avalada por los bonos soberanos de deuda de Argentina y Ecuador, y el Estado venezolano a través del Min Finanzas, ofrecía a la banca estos títulos (las notas, aquellos paquetitos de deuda antes mencionado) que están denominados en “dólares”, a un precio preferencial de 2,15 BsF/USD (tipo de cambio oficial), y los bancos pagaban por ello el equivalente en bolívares más una prima.
Si alguien pregunta: y eso, son tontos? Pues no, los bancos pagaban por ellos un precio ligeramente superior al del mercado, porque luego esas notas eran llevadas-negociadas en el mercado internacional, siendo éste un mecanismo para que la banca obtuviese dólares en “efectivo”, que es -por decir menos- un bien “extraordinariamente” atractivo y deseado en el mercado venezolano.
A todas estas, debo decir, que la “tragicomedia” viene ahora, porque siendo que en Venezuela existe un control cambiario desde hace algunos años, que atiende las necesidades de divisas de los sectores industriales y comerciales en buena parte, junto a las necesidades de quienes intentan hacer viajes al exterior por goce, disfrute, placer, vacaciones o lo que quieras (quedan cortos aquí sí, porque los montos permitidos al día de hoy -por año- son realmente insignificantes); entonces late, respira, tiene vida propia un mercado paralelo que está ávido/necesitado de dólares (aquí dije que se satisfacen las necesidades industriales y comerciales en buena medida más no completas más las del público en general)… de esta manera, el dólar en el mercado no oficial se hace tan preciado que su cotización ha llegado a más que triplicar la cotización oficial, así que imaginemos lo tentador y rico del mercado en estas circunstancias.
Así que, a pesar de la “persecución” al mercado paralelo de divisas, de la casi “prohibición” a la mera mención de su existencia, se intuye que con el negocio de aquellas notas estructuradas se había venido instrumentando ajustes desde la política cambiaria, porque los bancos que se hacen con el efectivo en los mercados internacionales, se voltean enseguida al mercado interno y los venden, sacando beneficios enormes!!!
Al final, el circuito se cierra, con la venta de las notas el Fonden genera recursos; el Estado se desprende de unos bonos que pueden haber perdido mucho valor, sobre todo cuando surgen amenazas de impago de deuda por parte de países “hermanos”; se genera una oferta de divisas en el mercado venezolano para amortiguar las presiones que existen por el billete verde; se ha logrado bajar sustancialmente la cotización del dólar permuta (nada es gratis y los milagros son escasos); y los banqueros (entre ellos los “nuevos” banqueros de los hoy intervenidos) se hacían con unos recursos enormes para seguir depredando/adquiriendo nuevas empresas.
Los bancos en Venezuela han visto en los últimos años cambios en su entramado regulatorio que les ha puesto coto a su accionar, además se han visto atraídos por negocios atractivos como el de las notas que les han generado beneficios enormes, pero también han ido incluyendo en sus arcas material/activos delicados, que los hace muy dependientes de los vaivenes de la política interna…los bonos del Estado se han convertido en un buen negocio para el corto plazo, pero que pudieran estar atando las manos para el mediano, dejándolos a merced de las creencias, las ideas, los arranques y las emociones del momento.
La precaución siempre ayuda!!!
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