Cuántas veces ha pasado por nuestra cabeza -a cualquiera dz nosotros- la frase “de haber sabido que esto ocurriría, habría aprovechado para…”. La frase encierra una idea muy poderosa, y es la de poder conocer algo del futuro, poder adelantarnos a ciertos hechos…al parecer, esa ha sido una idea recurrente en la especie humana y algo además sobre lo que se ha venido trabajando incansablemente, por diversos métodos, por modelos diferentes. Todo para poder “predecir el futuro”.
Imagínense…poder conocer cómo cotizaría tal o cual acción en la bolsa en un par de semanas, cómo se moverán nuestras monedas en uno, dos o tres meses, qué nuevos productos y bienes serán necesarios en un período futuro muy cercano, y poder apostar -desde ya- en la materialización del mismo, en fin…
Desde la concepción lineal del tiempo que tienen la mayoría de las civilizaciones humanas, el futuro es esa porción/parte de la línea temporal que todavía no ha sucedido, es lo que está por ocurrir, por acontecer; siendo, tanto parte del futuro el día de mañana como las próximas semanas, meses ó años.
Para nosotros, el futuro sería una especie de “conjetura”, sobre la cual podríamos intentar anticiparnos -de un modo muy rupestre- según nuestras creencias e información disponible, ejerciendo la especulación sobre tal o cual hecho, ó haciendo esfuerzo por teorizarle y hasta calcularle, a partir de datos en un instante de tiempo concreto. Como mera curiosidad, resulta que para la “física”, el tiempo es tan singular que es considerado como una cuarta (4°) dimensión.
Tal vez los inicios del arte por intentar conocer algo del futuro, pudiéramos encontrarlos en aquellos hombres que dedicaban su tiempo a las observaciones de los cuerpos celestes para la astrología, siendo que pudieron determinar, con impresionante precisión, los cambios que experimentaban los mismos siguiendo determinados patrones.
Desde esa rama del saber, y de ahí en adelante, el esfuerzo de curiosos y profesionales de todas las áreas ha sido enorme por intentar conocer desde “el hoy” algo acerca del “futuro”, desarrollando métodos cada vez más sofisticados para lograr “pronosticar” el futuro, siendo que asumimos en este proceso de estimación la existencia de situaciones desconocidas, riesgo e incertidumbre.
Dejando a un lado las bolas de cristal, las cartas, el tabaco y otras artes y herramientas, reparamos en que las matemáticas y la estadística resultan en elementos claves en los intentos científicos de pronosticar el futuro. El pronóstico estadístico, vendría a ser el proceso de estimación en situaciones desconocidas usando métodos probabilísticos, utilizado para la estimación de series de tiempo, secciones cruzadas o datos longitudinales. “Los métodos de pronóstico econométrico (econometric forecasting), asumen que es posible identificar los factores subyacentes que pueden influir en relación a la variable que es pronosticada. Si se comprenden las causas, entonces se pueden hacer proyecciones de las variables que influencian y utilizarse en el pronóstico. Por otra parte, los métodos de pronóstico por juico (judgemental forecasting), incorporan juicios intuitivos, opiniones y estimaciones de probabilidad, como en el caso del Método Delphi, con la construcción de escenarios y simulaciones”.
Ahora bien, leyendo un material curioso, encontré unas referencias acerca de un hombre llamado Bruce Bueno de Mesquita, a quien llaman “el hombre que ve el futuro”, y me llamo la atención.
Resulta que este señor, Bueno de Mesquita, es un Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Nueva York y colaborador permanente del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, aparte de ser colaborador también de la CIA y del Departamento de Estado de USA, y comentan que, a lo largo de los últimos 30 años, Bueno de Mesquita ha hecho miles de predicciones sobre asuntos que van desde la geopolítica hasta temas más de índole personal.
La forma de hacerlo?...Bueno de Mesquita formuló -alrededor del año 1979- “un modelo matemático para examinar las elecciones que la gente podía hacer y la probabilidad de que sus acciones dieran como resultado, o bien la diplomacia, o bien la guerra”.
Claro está, este amigo no busca predecir acontecimientos o hechos aleatorios, por lo que no intenta ganar en el premio de la lotería, tampoco lo hace con los movimientos de la bolsa, etc. Bueno de Mesquita se limita a trabajar/predecir en torno a situaciones “estratégicas”, en las que un número, relativamente pequeño, de actores/agentes regatean, negocian o en las que sus acciones pueden inclinar la balanza a uno u otro lugar.
En el modelo, Bueno de Mesquita utiliza las suposiciones de Nash sobre “Teoría de Juegos”, un área de la matemática aplicada que utiliza modelos para estudiar interacciones en estructuras formalizadas de incentivos (los llamados juegos) y llevar a cabo procesos de decisión. A grandes rasgos, encontramos una situación o un juego, en la que interactúan agentes ó jugadores que, motivados por el interés propio/particular, harán aquellos movimientos que tengan a su disposición para conseguir sus objetivos.
Por supuesto, no todo ha sido éxitos para este amigo, pero ha logrado acertar conveniente y oportunamente en varias situaciones límite para los asuntos del Departamento de Estado, y continúa trabajando junto a sus estudiantes para, por ejemplo, determinar soluciones a la crisis en Oriente Medio con el tema nuclear, sobre las alternativas de paz en el conflicto palestino-israelí, sobre posibles negociaciones y propuestas para configurar acuerdos en relación al cambio climático, entre otros.
Lo cierto es que, para los tiempos que corren, sería deseable poder vislumbrar con certeza algo del futuro que nos espera en el corto-mediano plazo, vistos:
.- los cambios en la previsiones de crecimiento de las principales economías del mundo recientemente;
.- vistas las presiones a las que están siendo sometidas las economías europeas en sus planes de ajuste y la carga de sus deudas soberanas;
.- vista la desaceleración de otras economías importantes como las de los mercados emergentes;
.- la desconfianza de consumidores e inversionistas en muchos puntos del orbe; y
.- algunas otras crisis que pudieran estar "ocultas" debajo de las alfombras de gobiernos, bancos y empresas…
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