La pequeña reseña que hoy dejaré en el blog la pensé, la reflexioné y la redacté hace ya 1 1/2 meses aproximadamente, y todo como respuesta a una inquietud que tuviera una de "mis madres" ante un comentario del Dr. Diego Bautista Urbaneja en el cierre de uno de sus programas de "La Linterna", programa radial en RCR-750 AM, por allá por marzo 2020.
Vale decir también que, para ésta próxima semana haré algunas reflexiones motivado a la muy reciente publicación y presentación de la Encuesta de Condiciones de Vida de Venezuela (ENCOVI 2019), trabajo que extraordinariamente desarrollan mis amigos del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB (mi Alma Máter, y el IIES como una segunda casa), porque ciertamente con esos datos puede pulirse, en buena medida, elementos de este escrito, sobre todo, los del último párrafo con el que cierro la carta al Dr. Urbaneja.
Para especificar con claridad el documento, la carta original que hoy dejo aquí, irá en letras cursivas... Sin otro particular:
Dr. Urbaneja, le
escribe en esta oportunidad, Rafael Simón Hernández J., venezolano, de
profesión Economista, y un eterno curioso intelectual al que le gusta mucho
relacionar los temas propios de la profesión con la historia y la política
porque están, indefectiblemente, relacionados.
Ante todo, le extiendo mi respeto y admiración por
seguir llevando adelante su programa de radio “La Linterna”, que se transmite a
través de Radio Caracas Radio – RCR 750 AM, y que sirve de espacio de reflexión
y denuncia para tantos hechos deleznables que se funden hoy en nuestra querida
y maltratada Venezuela, eventos que la hacen parecer hoy como un lugar
estacionado en el tiempo y en el peor de los mundos, con decrecimiento, con
hambre, con pobreza, con inflación, con condiciones infrahumanas para una parte
considerable de su población, que viven hoy una de regreso a las cavernas, en
una suerte de penuria dantesca al estar en un país que pareciera haber
retrocedido a finales del Siglo XIX, sino más atrás.
Harán ya como
dos meses, aproximadamente, que una de mis Madres, de esas señoras ejemplares
que me ha regalado la vida y que me han guiado tanto, asidua escucha de su
programa, me refería que usted terminaba unos de sus programas preguntándose si
existía alguna explicación o teoría, desde la ciencia económica, que explicara
el desastre, el desmadre, la hecatombe en la que estamos sumidos y todo su estado
delincuencial (¿?)… Ella me llamó y me dio la idea de, porqué no escribir algo
para hacérselo llegar en este particular.
Por supuesto,
debo reconocer lo tardío que he venido a cumplir con esa sugerencia o tarea,
pero bueno, estamos en medio de una situación compleja, alocada, estresante
para algunos, con muchos matices, y que ha venido a cambiar la dinámica de ser
y hacer de todos en el planeta con este evento que nos ha tocado vivir llamado
Covid-19, pero aquí vamos…
Sin duda, habría
que comenzar diciendo que Venezuela está, desde finales del Siglo XX, en
concreto desde Febrero de 1999, en manos de los peores, lo que nos ha llevado,
irremediablemente, a terminar viviendo / experimentando / sufriendo una
terrible “Oclocracia”, expresando con ella la idea del gobierno de una
muchedumbre… una muchedumbre que llegó a encontrarse con el poder, presentando
ella una visual de los asuntos políticos, sociales y económicos muy errada, distorsionada,
muy viciada, muy confusa, irracional, con mucha limitantes (la muchedumbre),
entre otras la capacidad para generar algún tipo de gobierno sensato.. es por
decirlo de alguna manera, una forma de degeneración en la que derivó y terminó nuestra
democracia. Para otros, y no estando muy divorciado del concepto anterior,
estamos ante una “Kakistocracia”, que no es más que el gobierno formado por los
más ineptos, por los más incompetentes, por los menos calificados y, de hecho,
por los más cínicos, que llegaron al poder teniendo como objetivo el poder
mismo, además cargados ellos de un resentimiento parejo.
Venezuela cayó
en la tentación, en 1998, de ubicar caminos cortos, atajos, trochas para
promover -en principio- cambios que
algunos consideraban necesarios desde el punto de vista institucional, pero con
la viveza criolla de no tener que inmiscuirse o trabajar en ello abiertamente,
sino encargándole la tarea a un superhombre vengador, que nos haría realidad
aquellas promesas que cada quien tenía en su cabeza y que asumían las entendía
ese vengador al que yo, en lo personal, definí desde un primer momento como “El
Sabanator” (año 1992).
Ahora bien, para
no profundizar en otras aristas, porque sin duda esto da para mucho, habría que
decir que, ésos, los peores, llegaron al poder para entronizarse en él y para
enriquecerse todo cuanto sea posible… llegaron al poder sin tener mayores
talentos desde el punto de vista económico gerencial, pero teniendo claro que
disponían, de allí en adelante, de una vaca (PDVSA) a la que pensaban
aprovechar todo lo que pudieran, porque con el cuento de que tenemos las
mayores reservas de petróleo del mundo, se daba por entendido que tendrían un
maná permanente que brotaría del piso sin mayor esfuerzo (craso error), y que
dispondrían de sus ingentes recursos para alimentar sus proyectos -dizque-
revolucionarios por un lado, y sus cuentas corrientes personales por el otro.
En esos hombres
que manejaron y manejan los recursos que han generado la industria petrolera, los
recursos que han podido generar desde otras industrias y los impuestos que se cobra a
cada contribuyente, conviven internamente una especie de agente de doble
personalidad, al mejor estilo del Dr. Jekyll y Mr. Hide.
Por un lado, son
hombres que no poseen las habilidades técnicas para generar la correcta
administración y reparto de los recursos desde la Administración Pública, no
han sido formados o entrenados para eso, no entienden su papel, no les duele
además despilfarrar recursos porque, total, ese dinero no lo ponen ellos, no lo
sudan, no lo trabajan, no lo fondean, y por lo tanto van haciendo y deshaciendo
sin mayor estructura ni racionalidad.
Y por otra
parte, cuando hacen que permeen hacia sus cuentas personales ingentes
cantidades de recursos (seguro te dirían que, preferiblemente en dólares)
entienden sí, que han de buscar los mejores gestores y administradores posibles
(porque ellos no lo son); y es así como encuentras que detrás de cada uno de
ellos tienen un conjunto de empresas, con estructuras formales, con
administradores de cierto nivel, que han estudiado (muchas veces) en el
exterior, con experiencia en el mundo financiero, además de tener la llegada a
oficinas de asesoría económica y financiera (dentro y fuera del país), y hasta tener el
acompañamiento de bancos boutiques franceses e ingleses que les guían en el
camino para que “su dinero rinda”.
Recordando
palabras de Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976, desde la estructura
de pensamiento individual, existen cuatro (4) formas de administrar / distribuir
recursos:
1) Cuando gastas tu propio dinero
en ti mismo… en ese caso eres cuidadoso, tratando de optimizar cada moneda,
buscando el mejor uso posible de esos recursos, tener acceso a cosas buenas
para que rindan el máximo posible;
2) Cuando gastas tu propio dinero
en otros… le haces regalos a las personas, los donas, invitas a tus compañeros
a comer, etc. Igual, dice Friedman, lo haces tratando de que rinda para todos a
quienes quieres hacerles regalos, sin necesariamente reparar en la calidad de
regalos, pero bueno qué más da;
3) Cuando gastas el dinero de
otros (los contribuyentes) en ti mismo… aquí igual intentas darte lujos,
intentas obtener cosas relevantes para tu disfrute, intentas obtener todo lo
mejor que se pueda porque es para tu usufructo y satisfacción personal; y
4) Cuando gasta el dinero de otros
en otros… aquí te conviertes en un distribuidor de beneficencia. Gasta sin
mayor cuidado, gastas sin estar apuntando necesariamente a la optimización, no
buscas necesariamente obtener lo mejor por cada unidad de recurso que administras.
En definitiva, no me interesa como se haga, simplemente lo hago hasta donde
alcance.
Cabe recordar
además que, estando desde el principio con unos agentes de gobiernos que se
sitúan en la acera del pensamiento del socio-comunismo (aunque El Sabanator al
principio no se declarara como tal, y aunque no todos los que han vivido de ese
aparato estatal perverso, en estos 21 años en el poder, crean en ello), han intentado
promover la recreación, errónea por demás, de la forma de gobierno y producción
estilo URSS (en su momento) y Cuba, donde un gran planificador central estaría
en potestad de decidir qué hacer, dónde producir, cuánto cuesta producirlo, a
qué precio venderlo, etc.; y eso sólo nos podía llevar al más absoluto
desastre.
La teoría económica
da para mucho… los eventos de la vida empresarial son objeto cotidiano del
análisis desde la ciencia económica y son correctamente explicados desde allí; pero
también situaciones tan peculiares como la lógica y racionalidad del voto, las
decisiones de elaboración, estructuración y reparto del presupuesto nacional,
incluso decisiones más de nuestra vida personal o íntima pueden ser analizados
desde allí, tal como lo hizo Gary Becker (Premio Nobel, 1992) al generar
análisis microeconómicos enfocados en dominios del comportamiento y las
relaciones humanas, que van más allá de los límites del mercado, analizando por
ejemplo los principios, incentivos, reglas y estabilidad en las relaciones de
pareja, o la beneficencia, o la relación madre e hijo en sus primeras etapas,
por mencionar algunas.
De tal manera
que, si quisiéramos resumir nuestra tragedia desde la economía, habría que
decir que se ha tenido a los peores ocupando posiciones en nuestra estructura
de gobierno haciendo, justamente, lo contrario de lo que se debería hacer.
La lógica del
socio-comunismo no funciona, nunca ha funcionado y no funcionará jamás; es la
economía desde la conceptualización liberal la que nos ha traído hasta aquí, la
que ha hecho posible que el mundo -en líneas generales- tenga acceso a bienes y
servicios como nunca antes, que tenga posibilidades de disfrute, vida y confort
como no la tuvo nunca nadie del año 1.850 para atrás, es sólo con esa
concepción que hemos podido pasar de los USD 200 per-cápita en cientos de países
cuando nunca antes se había logrado, y todo ello habiéndose multiplicado la
población del planeta hasta llegar hoy, a los poco más, de 7.800 millones y
contando.
Una concepción
de la economía desde el punto de vista liberal, es aquella que es concebida
como el único sistema económico que es capaz de asegurar a cada hombre el libre
ejercicio de sus facultades. Es el sistema que viene a dar afirmación de las
capacidades individuales. Es el sistema que garantiza el derecho de propiedad,
el que garantiza la igualdad de todos ante la Ley, el que promueve la
competencia, el que da garantías a la libre iniciativa, el que genera las
condiciones para optimizar capacidades de inventiva y producción, y asegura -por
consiguiente- crecimiento económico y bienestar.
Los principios y
fundamentos de la economía, bien entendidos, son también excelentes para
explicar el comportamiento de las bandas criminales, la lógica y el éxito del
narcotráfico, el comportamiento tanto de aquellos que resultan en ladrones de
joyerías y bancos como el de los ladrones del erario público.
Por mencionar algunos
documentos que pueden servir para entender y explicar estos fenómenos desde la
economía, están:
.- La “Teoría de la Agencia” de Jensen
y Meckling, 1976;
.- La “Teoría de los Contratos” de
Hart y Holmstrom (Premios Nobel 2016);
.- La “Teoría de los Incentivos”
de Mirrlees y Vickrey (Premios Nobel de 1996);
.- El “Problema del Coste Social”
de Ronald Coase (Premio Nobel, 1991);
.- La “Teoría de los Costos de
Transacción” de Oliver Williamson;
.- Los trabajos de Friedman y
Becker; por mencionar un libro,
.- El de “Economía del Crimen” de
Andres Roemer, entre otros.
Por último Dr.
Urbaneja, me resta decir que espero resulte de utilidad este pequeño documento,
y unir fuerzas para lo único que nos queda, que no es más que trabajar, de manera
sostenida e incansable, para promover en nuestra Venezuela un cambio en lo
político como condición “sine qua non” para buscar las vías de revertir el
dramatismo económico y social que hoy se vive (o resulta más apropiado decir,
se sufre, se padece) en nuestro país.
Venezuela, con
todas las bondades que presenta aún, terminó el año 2019 con un Producto
Interno Bruto (PIB) que, nominalmente, resulta casi igual al PIB de Venezuela
en el año 1960, con la salvedad que tenemos hoy día algo más de 33 millones de
habitantes (incluidos unos 4 millones, aprox., sobreviviendo en el exterior) y
no los 8,6 millones como en 1960; donde además la pobreza extrema (léase,
aquellos que hoy día no ganan más de USD 1,9 diarios) supera el 70%, teniendo
además a la población que se encuentra confinada en nuestros 916.445 kms2
viviendo las más horrorosas de las penurias: sin agua, sin luz, sin alimentos,
sin transporte público “decente”, sin condiciones mínimas de salud, con
inseguridad, con la salvajada además de tener que asumir niveles monstruosos de
inflación (brutal máquina generadora de pobreza), y para guinda del pastel,
verse en la locura de tener que buscar dólares para afrontar pagos -en lo
interno- por bienes y servicios… un despropósito absoluto!!!
Saludos y mi respeto
para Usted,
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