Por Rafael Simón Hernández J.
La semana pasada, hacia unas pequeñas observaciones sobre lo que he llamado los “primeros cambios” (públicos) por parte de USA en su Revolución Energética. En esta oportunidad, algunos breves comentarios acerca de…
Las ciudades en las que nos hemos acostumbrado a vivir, son entidades a modo de “criaturas gigantes” que requieren para su vida, de enormes cantidades de recursos con las cuales poder suplir las necesidades y requerimientos de quienes en ella coexisten día a día.
Resultaría interesante, hacer el ejercicio de imaginar las ingentes cantidades de recursos que necesitan las ciudades en las que vivimos en pleno siglo XXI, tomando como referencia los cálculos elaborados por A. Wolman en su artículo “El Metabolismo de las Ciudades” de 1965. En ese entonces, Wolman comentaba que, las ciudades de un millón de personas necesitaban más de 1.800 toneladas de alimentos, 567.000 toneladas de agua dulce y, aproximadamente, 8.600 toneladas de combustible cada 24 horas.
Basta reparar en el hecho de que, estructuras que parecen cotidianas en las grandes ciudades, como los rascacielos, consumen recursos inimaginables. Por ejemplo, la Torre Sears de Chicago consume más energía en 24 horas que una población de 150.000 habitantes.
Estados Unidos está consciente de que su infraestructura eléctrica ha sufrido algunos fallos importantes. Sólo a modo de mero recuerdo:
.- el primer gran apagón del 09 de noviembre de 1965. Fallo que tuvo su origen en un mal funcionamiento de un relé en Canadá, y que provocó el dejar a oscuras a poco más de 30 millones de norteamericanos durante más de doce horas;
.- El 13 de julio de 1977 la misma ciudad experimentó un apagón, que afectó notablemente a los 9 millones de pobladores de esa ciudad, siendo el corte de la electricidad de poco más de 15 horas. Este segundo gran apagón en la Gran Manzana provocó disturbios, intentos de saqueos y actos de tipo vandálicos que terminaron con el arresto de unas 4.000 personas;
.- La costa oeste también ha experimentado fallos eléctricos considerables, como el del 10 de agosto de 1996, que afectó a poblaciones desde el Estado de Oregón hasta la frontera con México.
El aspecto estratégico y de seguridad en el tema de infraestructura eléctrica en USA es fundamental.
En el artículo “Petróleo en el Mundo…Vida Útil”, se hacía una pequeña reflexión sobre el futuro del petróleo vistas las enseñanzas de la Curva de Hubbert, y si los estudios y pronósticos de verdaderas autoridades en el mundo de la energía resultan ciertos, y estamos ya en la cima de la producción de crudo -o a punto de-, y por asociación sería cuestión de tiempo que la producción de gas natural también tocara techo, encontraremos en poco tiempo un mundo en el cual los recursos básicos y primordiales para la generación de electricidad empezarán a ir cuesta abajo, obligando a las empresas del sector a enfrentar enormes recortes en el suministro de los insumos claves y forzosamente a reducir la cantidad de electricidad generada, lo que provocará -de no ocurrir cambios transcendentales en la configuración de nuestro aparato productivo- trastornos importantes en la economía y en la sociedad en su conjunto.
El sector eléctrico tiene ciertas particularidades como que, para construir una central eléctrica se requieren elevadas inversiones de capital, en donde además, el intervalo de tiempo entre su planificación, construcción y puesta en funcionamiento resulta bastante largo; por otra parte, inversiones de esta naturaleza, son “apuestas” en las que se espera una vida operativa bastante larga, que hacen en definitiva que el sistema eléctrico -tal como lo conocemos hoy- sea poco flexible, resultando muy difícil introducir modificaciones rápidas o inmediatas para responder a situaciones inesperadas, como lo sería una interrupción en el suministro energético.
La energía eléctrica tiene adicionalmente un agravante, y es que no se puede almacenar, es decir, la electricidad consiste en un flujo continuo, iniciando desde el mismo momento de su generación en la “central” un viaje por las líneas de transmisión hacia el usuario final.
La apuesta de la Administración Obama es procurar incentivos para la transformación del sistema/infraestructura eléctrica al que conocemos en la actualidad, pero seguramente vendrá acompañado de cambios en los insumos para la generación de energía, y aquí calza lo que detalla en el comunicado de la Casa Blanca de “lograr que la transmisión de energía eléctrica sea cada vez más eficaz, en un intento por evitar pérdidas y desaprovechamiento de las mismas, utilizando para ello distintas tecnologías como transformadores y sensores digitales”.
Los esfuerzos por tratar de hacer más y mejor electricidad en USA, se han sustentando, desde hace tiempo, en dos instrumentos legales que han dado forma a un entramado moderno del sector.
La primera de ellas, la Ley Reguladora de los Servicios Públicos (1978), que permitió la entrada de nuevos actores/compañías en el mercado de la electricidad, trabajando -básicamente- sobre la cogeneración de energía, es decir, el tratamiento y reciclaje del calor producido por la generación de electricidad para la calefacción y el suministro de este bien en fábricas y oficinas. La Ley propició una “incipiente” competencia en el sector, con la aparición de productores de energía independientes, con una mejor relación coste-eficiencia, y mucho más dados a la innovación tecnológica.
La segunda, la Ley de Política Energética de 1992, que abría el mercado eléctrico a la competencia. De esa manera, los pequeños productores de electricidad socavaron las bases de los grandes gigantes del sector, al introducir nuevas tecnologías que les permitía servir a mercados especiales. Con este dispositivo legal nacía en USA la llamada “generación distribuida”, que ha permitido lograr la generación de electricidad de un modo más barato y versátil.
Es muy probable que ese sistema inteligente en el entramado de la industria eléctrica en USA, de ese aprovechamiento al máximo del recurso, de la utilización de tecnologías que hagan mínimas las pérdidas, sea -a la vuelta de muy pocos años- una combinación del uso maximizado de la generación distribuida, de la aparición y puesta a punto de “nuevos elementos energéticos”, de ubicar formas de acumular la energía eléctrica y poderla además devolverla (con esquemas de venta y reventa) a las líneas de transmisión, y hacer de nuestros hogares y automóviles verdaderas plantas generadoras de electricidad. La cosa radica en un cambio de paradigma!
En ese sentido, nos guste o no, Estados Unidos está a unos 15 o 20 años por delante de sus más cercanos perseguidores en lo que refiere a investigación científica, tecnológica y económica, así que si alguien puede cambiar ciertos paradigmas, son estos, dejándonos fuera de base a muchos.
Habrá que seguir muy de cerca los pasos que ejecuten…
1 comentario:
Excelente e interesante Simón. Te mando dos artículos que te pueden resultar pertinentes:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/eolica/supera/primera/vez/mitad/produccion/electrica/elpepisoc/20091109elpepisoc_2/Tes
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Energia/solar/cavernas/Cisjordania/elpepuintori/20091108elpepuint_4/Tes
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