Elaborado por: Rafael Simón Hernández J.
La semana pasada, se llevaron a cabo reuniones que, desde el punto de vista normativo, es decir, desde el “deber ser”, debían desprender grandes noticias, con propuestas firmes para, de una vez por todas, empezar a generar cambios profundos en dos frentes que tienen en un jaque “lento pero seguro” a toda la humanidad, a saber, el cambio climático y el hambre.
Sin embargo, para el asombro de muchos, ambas reuniones pasaron sin pena ni gloria porque en gran medida, para los genios de los grandes y poderosos del planeta, poco les importan ambos temas.
En la Cumbre del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC), el plan para intentar lograr las reducciones en las emisiones contaminantes fue, sencillamente, dejado fuera de la declaración final, porque para estos amigos lo importante ahora es lograr generar crecimiento económico fuerte, acelerado, luego de la crisis económico-financiera que nos ha tocado vivir desde mediados/finales del 2007.
Con lo nulo del tema en el APEC y la poca seriedad para el temas desde otros frentes, pocas esperanzas quedan para el próximo mes de diciembre, cuando en la ciudad de Copenhague (Dinamarca), tendrá lugar la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en la que “supuestamente” se intentaría generar un nuevo acuerdo, con carácter “vinculante” -aunque ya desde la reunión en Barcelona, esto último parece absolutamente impensable-, que reemplace el Protocolo de Kyoto como instrumento para regular y procurar/combatir las reducciones en las emisiones de dióxido de carbono en el planeta (el Plan del Protocolo de Kyoto tiene su vencimiento en 2012).
Ahora bien, vistas las urgencias del APEC, visto el nulo comentario hecho en la más reciente cumbre entre USA y China sobre el cambio climático, y vistas también las divergencias de opiniones y la poca puesta en común desde instancias europeas, lo más probable es que la cumbre en Copenhague sea sólo una cumbre más.
Hasta ahora, cada vez que se reúnen en estos foros, los puntos sobre los que existe mayor desacuerdo son tres:
.- Cuánto deben reducir los países desarrollados sus emisiones de carbono;
.- Cuánto dinero deben aportar estos para ayudar a las naciones pobres a enfrentar al cambio climático; y
.- Cuánto deben reducir los países en desarrollo sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Mientras tanto, las noticias sobre nuestras andanzas en torno al cambio climático resultan poco alentadoras. Sólo por mencionar algunos ejemplos:
a) El nivel de las aguas del Lago Titicaca ha caído a su marca más baja en 60 años como consecuencia del calentamiento global. Así lo han asegurado Perú y Bolivia, que comparten el lago más grande de América del Sur.
La Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT), ha comentado que la disminución de las lluvias y el aumento de la evaporación de las aguas hicieron que el nivel se desplomara en 81 centímetros desde el mes de abril.
b) Un estudio publicado en la revista Science, hace referencia al hecho que la capa de hielo en Groenlandia está desapareciendo de forma cada vez más rápida, a un ritmo mucho mayor que el de hace siete u ocho años, lo que está contribuyendo al aumento del nivel del mar. Uno de los investigadores ha dicho a la BBC que, desde el año 2000 se han derretido más de 1,5 billones toneladas de hielo.
Ya por cierto, son varios los especialistas que han comentado sobre los efectos que esto puede generar en el corto plazo, a saber, si todo el hielo de Groenlandia se derritiera, el nivel del mar aumentaría siete metros y muchas zonas bajas quedarían inundadas.
Al día de hoy por cierto, existe un inmenso bloque de hielo desprendido desde la Antártida, que navegando a razón de 2 Km/H, viaja rumbo a las costas de Nueva Zelanda, y que podría tener -de concretarse el impacto- efectos bastante desastrosos.
También es notable el cambio de temperaturas que se están experimentando a lo largo y ancho del planeta. Basta con comentar que, a estas alturas (mes de noviembre) en cualquier espacio ubicado en la latitud norte, el otoño con sus vientos y las bajas temperaturas serían el común denominador a la espera del invierno, sin embargo, resulta alucinante encontrar personas aún a las orillas del mar, tomando sol y esperando darse un chapuzón sin mayor reparo. Estas son señales importantes que demuestran que las cosas han cambiado ya.
Sin embargo, para los dirigentes de las principales potencias del globo, que están más preocupados por las finanzas y sus bonos que por la sostenibilidad del globo, estos son temas del futuro, del largo plazo, sin reparar en que ese futuro ha llegado y seguramente no perdonará!!!
Es bastante irresponsable decir, como vi hace algunos meses que los problemas de los gases invernaderos, que los agujeros en la capa de ozono, que los cambios que amenazan a nuestra especie producto del cambio climático eran, en gran medida, en una alto porcentaje, producto de los gases o flatulencias generadas por el ganado vacuno……Dios, las vacas son las responsables de nuestro desastre!!!
Declaraciones como éstas (que seguramente vienen financiadas desde grupos de interés muy fuertes y altamente contaminantes) parece un mal chiste y resultan, sin lugar a dudas, intolerables, vergonzosas y descaradas.
El tema es para que todos reflexionemos y actuemos en consecuencia, pues “la suerte está echada”!!!
1 comentario:
Muy buenas reflexiones, Simón... Al decir verdad, lo de la flatulencia de las vacas es bastante cierto, ya que en esa actividad se desprende gran cantidad de Metano a la atmósfera. Pero las vacas como tal no son el problema, si no el aumento creciente del consumo de carne por parte de los humanos, lo que hace que cada vez haya más vacas y más extensiones de tierra dedicada a esta actividad. Así que la "culpa" en realidad es de los hábitos de consumo. Si cada persona racionara su ingesta de carne ya estaría contribuyendo bastante a frenar el cambio climático. Saludos!
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