Ya en el anterior artículo se
esbozaba una definición (más o menos formal) para el fenómeno de la “inflación”,
y asomábamos algunos efectos que ese evento tiene sobre el conjunto de la
sociedad… por cierto, el efecto perverso que tiene la inflación sobre el
bienestar de los ciudadanos es un fenómeno bastante controlado hoy día, bastante
acotado, al estar la inflación en buena parte del orbe contenida y manejada
para lograr pequeños incrementos en el nivel general de precios de la economía,
que rondan un dígito bajo. Buena parte del planeta experimenta hoy, inflaciones
entre el 1% y el 4,5%.
Ahora, es muy fácil sufrirlo,
pero como decía antes puede “costar” definirlo y entenderlo técnicamente. Sin
embargo, la idea es hacer artículos sencillos para que, cualquier mortal que lo
lea, pueda entender el mismo y pueda empezar a razonar sobre tal, a buscar la
lógica detrás de este fenómeno, y (ojala) a lograr generar una mayor conciencia
ciudadana para empezar a exigir a las autoridades gubernamentales mayor control
sobre las variables claves de carácter macro que sirven como caldo de cultivo
para un fenómeno tan detestable/despreciable como éste.
Hágase la idea que, usted
parte de tener en mano un ingreso mensual constante de Bs. 1000 y que los
precios de una canasta de bienes que usted consume por gustos y preferencias
tienen un precio individual de Bs. 10, eso quiere decir que al final del mes
usted con Bs. 1000 puede estar consumiendo una canasta de bienes que incluyen
100 artículos (Bs.1000 / Bs.10 ó ingreso mensual / precio de cada bien
consumido).
Imagine ahora que parte con esa
situación descrita previamente en Diciembre de un año “x”, pero que cada mes subsiguiente
se va generando inflación sobre los precios de cada uno de los bienes y
servicios de esa economía… digamos del 3,5% mensual. Cómo quedamos al final del
año, como estamos en Diciembre del año “x+1”???
Esa persona que tiene un ingreso
de Bs. 1000 estará experimentando en su entorno económico una inflación anual del
51,10% en el año “x+1”; eso es: Enero= +3,5%, Febrero= +3,5%, Marzo= +3,5%...
Diciembre= +3,5%, lo que resulta en (1+0,035)ˆ12 = 51,10%.
El efecto es el siguiente:
- En Enero del año “x+1” el individuo estará consumiendo una canasta de bienes compuesta de 96,61 artículos (Bs. 1000 / Bs. 10,35 x artículo, léase, el precio de cada bien y servicio en diciembre del año “x” era Bs. 10, ya en Enero del “x+1” el precio de cada bien y servicio es Bs. 10,35; precio inicial + inflación de enero = Bs. 10 * 1,035 = Bs. 10,35);
- En Febrero del año “x+1”, ese mismo ciudadano estará consumiendo una canasta de bienes compuesta por 93,37 artículos (Bs.1000 / Bs.10,71… precios de febrero son Bs. 10 * 1,07122 = Bs.10 * (1,035)ˆ2 = Bs. 10 * 1,035 * 1,035);
- Y así sucesivamente hasta llegar a Diciembre del año “x+1”, cuando el mismo individuo con su mismo ingreso de Bs. 1000 estará en capacidad de consumir una canasta de bienes compuesta por 66,18 artículos (Bs. 1000 / Bs.15,110 precio x artículo = Bs. 1000 / Bs. 10 * (1,035)ˆ12).
Por ello la frase -tan comúnmente
esgrimida- de que la inflación posee el efecto perverso de
socavar/minar/deteriorar el poder de compra del ciudadano.
Un agente/individuo que pudo
partir de consumir en Dic del año “x” una canasta de bienes de 100 artículos,
termina con su mismo ingreso un año después (Dic del año “x+1”) consumiendo una
canasta de bienes de 66,18 artículos. El poder de compra de ese ingreso ha quedado
minado.
Esa es la situación que viene
experimentando Venezuela desde hace aproximadamente 30 años, cuando empezamos a
experimentar niveles de inflación de dos dígitos, resultando por períodos en
cifras preocupantes, y que se ha vuelto una característica “crónica” de
nuestra economía.
Antes de eso (de 1984 para atrás),
habíamos visto con mucha rareza experimentar inflación de dos dígitos, sólo en
1974 cuando se alcanzó la cifra de 11,8% y un período de tres años consecutivos
(1979-1981) cuando la inflación anual fue de 20,4; 19,7 y 10,4 respectivamente.
Sin embargo, la crisis de 1983 (caída
en los ingresos petroleros por el orden del 30%, una fuga de capitales de USD
8.000 MM, la caída por supuesto en el nivel de reservas internacionales, que
forzó a tener que instaurar un control de cambio, perdiendo libre
convertibilidad de la moneda y tener que devaluar la moneda para tener una tasa
de cambio que pasó de Bs. 4,30/$ a Bs.7,50/$) dislocó las variables fundamentales
de nuestra economía, a pesar de que la inflación de ese año (de 1983) fue de
7,0%; pero en lo sucesivo sufriríamos las consecuencias de ese impase,
tendríamos recurrencia en déficit fiscal, algunas otras crisis como las
bancarias que no han hecho sino complicar aún más los escenarios y tener un
control muy pobre sobre las variables claves.
Por cierto, sólo para quienes
prestan atención a los cuentos gobierneros, durante el período de la
Presidencia de Hugo Chávez, Venezuela experimentó siempre inflaciones de dos
dígitos, siendo la inflación promedio de 24,30%, y siendo la más alta el 52,7%
del año 2013, aunque él como mandatario no terminara gobernando ese año.
Para terminar de agregar
perversión al tema, el dato de la inflación al día de hoy se ha convertido en
una variable -prácticamente- “Secreto de Estado”, porque el Banco Central de
Venezuela (BCV) ha venido haciendo publicaciones cada vez más distanciadas de
los resultados en la materia, siendo que a Noviembre de 2014 conocemos la
inflación del mes de Agosto del presente, señalando además que han cambiado las
reglas de juego para intentar atenuar el impacto del incremento de precios de
la economía al modificar la metodología e índice a seguir.
No obstante, se vive a diario la
locura de precios y es realmente preocupante el nulo reparo que pone el
Gobierno Central en la impresión de dinero inorgánico (dinero sin respaldo)
para financiar sus gastos corrientes… en el artículo anterior comentaba que la
inflación es un fenómeno monetario, y en ese sentido la fuerza con la que se
venga generando liquidez en el mercado con un dinero sin respaldo, va forzando
los precios cada vez más, y por ello todo el desbarajuste que venimos
experimentando en términos de inflación.
Sólo para que tengan una idea, las
variaciones interanuales de la Liquidez Monetaria (M2) en Venezuela han venido
dándose así:
- M2 - Var 2001 vs 2000 = 4,25%
- M2 – Var 2002 vs 2001 = 15,30%... y luego va saltando los siguientes años como sigue: 57,54%; 50,36%; 52,70%; 104,34%; 22,32%; 23%, 14,32%; 19,06%; 50,58%; 61%, hasta la Var 2013 vs 2012 del 69,69%.
Esto pega inmediatamente a la
vista, cuando contemplas y comparas ello con las tasas de crecimiento de la
economía venezolana, resultados (éstos últimos) por supuesto muchísimos más
bajos, lo que da una idea de cómo viene imprimiéndose dinero en la economía
para ir financiando a un Gobierno voraz, deficitario y permanentemente en
campaña electoral.
La verdad sea dicha, Venezuela
nunca hasta ahora ha vivido procesos de hiperinflación, que como su nombre lo
asoma, son variaciones en el nivel general de precios y servicios de una
economía muy altos, muy agudos, descontrolados, que suelen los economistas
calificar a aquellos procesos en lo que una economía experimenta inflación del
100% o más durante tres o más años consecutivos, o cuando encontramos inflación
de (por ejemplo) 50% al mes.
Sin embargo, el Gobierno
pareciera estar con muy poca atención sobre su actuación en materia monetaria, considera nula su responsabilidad a la hora de generarse inflación en nuestra economía, pareciera
tener muchísima ignorancia sobre estos temas, y pudiera estar jugando con una
variable peligrosa desde todo punto de vista.
Los episodios al respecto han
sido dramáticos donde quiera que se han vivido, y América Latina no ha escapado
a ello. Por nombrar algunos ejemplos:
- Argentina vivió un período de inflación desbordada en 1989, cuando la inflación llegó al 3.080;
- Bolivia lo experimentó en 1985, cuando la inflación de ese año llegó a ser del 11.750%;
- Nicaragua lo sufrió amargamente en un período muy largo (1985-1991), teniendo su zenit en 1988 cuando la inflación en el país centroamericano llegó a ser de 10.205%.
El tema da para mucho, y daré ejemplos
de lo dantesco que esto significa en un próximo artículo.
Sin duda, la situación exige que
enmendemos el rumbo…
RSHJ