Por Mónica Llerena H.
El fichaje de Cristiano Ronaldo (CR) por parte del equipo de fútbol español Real Madrid acarreó el pago de una cifra sin precedente al equipo inglés Manchester United. Adicionalmente, el equipo español aseguró el traspaso del jugador brasileño Kaká por 65 millones de euros, desde el AC Milán. Muchos han criticado tales decisiones, acusándola de inadecuadas en tiempos de crisis (el equipo enfrenta pasivos superiores a los 500 millones de euros) o por presionar la ruptura de la burbuja especulativa alrededor de Ronaldo. Otros han avalado la estrategia como una buena operación que creará un círculo virtuoso basado en las proyecciones de ganancia de un crack, calculada entre 50 y 90 millones de euros por temporada, siempre que se potencie la complementaridad entre la popularidad del jugador y la casta propia de un equipo como el Real Madrid.
Es así como resulta interesante analizar la controvertida estrategia empresarial seguida por el Real Madrid, y también por otros equipos poderosos en este deporte.
En economía, existen variadas contribuciones que han estudiado la interacción entre los equipos y los jugadores de deportes no individuales, para fijar las remuneraciones, así como también han analizado la relación entre los equipos para tratar de llegar a una suerte de balance competitivo.
En el trabajo titulado “Remuneration of Sports Stars: Implicactions for Regulation”, por Richard Disney (2006), se analiza, entre otros aspectos, los determinantes de las remuneraciones recibidas por las estrellas deportivas.
Disney sugiere que el pago realizado a un jugador está determinado por las preferencias de los (dueños de) equipos, habilidades, productividad y la “escala personal de operaciones” del jugador, lo cual se relaciona con su capacidad para promover un mayor número de transacciones relacionadas a su nombre (su marca), por ejemplo, volumen de espectadores en el estadio, artículos identificados con el nombre y número del jugador (el día de la presentación de CR en el Santiago Bernabéu, promovió la venta de 3.000 camisetas con su número, Kaká 600). A pesar del bajo margen la venta de una camisa, o de una gorra, llavero, etc., las ventas en cantidades masivas pueden generar importantes flujos de ingresos gracias al fichaje de un jugador.
Los jugadores catalogados como estrellas, han debido demostrar ser más productivos y habilidosos que cualquier otro, y además ser por si mismos una marca (ejemplo: David Beckam en fútbol, Michael Jordan en básquetbol). Al ser contratados por los grandes equipos, ganan mucho dinero, aunque a costa de su libertad de escogencia de los equipos donde deseen jugar (cláusulas que delimitan su estatus de “agente libre”). Existen, sin embargo, dificultades para determinar a cual jugador considerar una estrella, a pesar de que para algunos sea muy obvio.
No existe competencia perfecta
Los dueños de equipos, enfrentan información imperfecta en el mercado. Cuando deben tomar decisiones sobre las fichas que requiere el equipo, deben analizar en primera instancia la información revelada por un jugador, y esto se da solo en el campo de juego (es difícil acceder a un examen médico antes de determinar cuánto pagar por un jugador). Por ejemplo, la futura productividad de un jugador joven como CR puede ser incierta, aunque la de Beckam podría revelar que en años anteriores llegó a su máximo, y su desempeño estaría en decadencia.
Pero los equipos han creado mecanismos para corregir decisiones y ajustar el desempeño del equipo a través del reemplazo de estrellas por otras. Explica Disney, que transan a sus jugadores si creen que sus capacidades pueden ser potenciadas en otro equipo. Es decir, si las ganancias que hoy genere el jugador son menores al monto del traspaso, el club preferirá liberar al jugador. El club receptor, por su lado, apuesta a la fácil recuperación de la inversión promoviendo su productividad y apalancando su popularidad con la del equipo.
Por otro lado, existe, al menos para el fútbol, instituciones a cargo de evaluar constantemente el mercado de los jugadores y ofrecen más señales sobre su valoración. La Universidad de Navarra, a través del Economic, Sport and Intangibles Research Group (ESI+rg) publica anualmente, el Informe sobre fichajes y valoración de futbolistas, basado en sus estimaciones de popularidad y notoriedad en los medios. Su metodología, basado en modelos estadísticos, refiere que el valor de mercado de los jugadores está determinado en la práctica a partir de la información del valor mediático del jugador (popularidad y notoriedad), su edad y el valor mediático del equipo.
Finalmente, vale la pena destacar otro aspecto que caracteriza este mercado imperfecto. Las ligas profesionales (fútbol, béisbol y basquetbol) son cerradas si compite un conjunto limitado de franquicias y la liga decide si permite o no franquicias adicionales (caso de los Estados Unidos); o abiertas si se permite la promoción de equipos (o su relegación) es permitida desde las ligas menores a semi-profesionales, y de estas a las profesionales (caso europeo). En cualquier caso, las ligas tienen regulaciones internas que maximizan su capacidad de generar ingresos y su poder conjunto de negociación ante los jugadores (pocos equipos y muchos buenos jugadores). Esta situación es otra característica del funcionamiento de estos mercados y que, ayudan a entender la lógica de la operación empresarial emprendida por el real Madrid al pagar 96 millones de euros por el traspaso de CR.
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