Lucha contra el Dólar…¿Se consolidará una nueva AMO?


Por Rafael Simón Hernández

En el artículo anterior, comentaba sobre lo trascendental que resulta generar un Acuerdo para alcanzar un Área Monetaria Óptima entre aquellos que abogan por una nueva lucha contra el dólar y cambiar así su preponderancia en el comercio internacional.

El Acuerdo requiere, fuertes compromisos económicos y fundamentalmente políticos entre sus adeptos, debiendo estructurar un conjunto de políticas a ser adoptadas, fomentar instituciones que velen por ellas y su correcto funcionamiento, y mantener y respetar el Acuerdo a través del tiempo.

Establecer un Área Monetaria Óptima (AMO), requiere cumplir para su establecimiento, ciertos requisitos entre sus Miembros, ubicando entre ellos:

- La “Movilidad de los Factores Trabajo y Capital” entre sus adeptos, como un mecanismo para aliviar la carga del ajuste frente a desequilibrios externos;

- El “Grado de Apertura y Tamaño de la Economía”, que bien pudiéramos definirla como el cociente entre los sectores transables y no transables, y que cuanto mayor sea ese cociente, más probable resulta la conformación de un área monetaria;

- La “Diversificación de la Estructura Productiva”, que resulta importante seguir, toda vez que, encontrar economías que presentan estructuras productivas no diversificadas, suelen experimentar grandes dificultades para hacer frente a perturbaciones externas, al no disponer de una gama variada de importaciones y exportaciones;

- “Concentración Geográfico del Comercio”, medido por el porcentaje del principal socio comercial sobre el comercio total del país, lo cual adquiere una particular relevancia, pues explicita los beneficios que puede generarse para un país al atar su moneda local a la del principal socio comercial, y ello responde básicamente para sacar provecho de las economías de escala en el costo de las transacciones financieras externas, así como al deseo por minimizar las fluctuaciones de los precios de intercambio;

- “Grado de Desarrollo e Integración Financiera”. La adopción de este tipo de regímenes suele recomendarse cuando se desarrollan facilidades de mercados cambiarios a futuro, mercados de títulos bursátiles y mercados para otras clases de activos financieros, y se consiga generar instituciones eficientes y competitivas que velen por el funcionamiento de los mismos y eliminen -en lo posible- la incertidumbre que puede generarse en los mercados bursátiles; y

- La “Coordinación de Políticas Macroeconómicas”, todo esto para evitar o reducir la necesidad de algún instrumento reparador de naturaleza cambiaria, gracias al efecto equilibrador de la similitud de inflaciones sobre los flujos comerciales, y que corrijan ciertos desequilibrios.

Es decir, instrumentar un mecanismo como el planteado, requiere centrarse y mantenerse dentro de unas condiciones mínimas que garanticen su funcionamiento, destacando: (i) la convertibilidad total de las monedas nacionales; (ii) la eliminación de los márgenes de flotación de los tipos de cambio y fijación de paridades, y (iii) la libertad en los movimientos de capital e integración de los mercados financieros.

La adopción de un Área Monetaria Óptima conlleva una serie de beneficios pero también una serie de costos para sus Miembros. Por nombrar solo algunos de ellos, tenemos los siguientes,

Beneficios: (i) El esfuerzo sostenido por alcanzar y mantener tasas bajas de inflación entre la comunidad asociada; (ii) Reducir los costos de transacción en el comercio e inversión entre sus Miembros; (iii) Eliminación del factor incertidumbre en materia cambiaria, y eliminar los costos de impresión y sostenimiento de monedas nacionales separadas; (iv) Reducir el poder discrecional de las autoridades monetarias y fiscales a nivel individual, y buscar la concreción de algún mecanismo a nivel regional que sea el encargado de generar disciplina económica en la región; (v) Afianzar factores como credibilidad y disciplina en las políticas económicas de sus Miembros, etc.

Costos: (i) La pérdida de independencia de las políticas económicas, especialmente la monetaria; (ii) La pérdida que genera para los Miembros perder el control sobre el tipo de cambio como mecanismo de ajuste para elevar o reducir los salario o captar empleos de otros países de la región; (iii) No poder contar -a nivel de gobierno- con la opción de la expansión monetaria, señoreaje o impuesto inflacionario para financiar sus gastos, pues los gobiernos verán limitado su rango de acción dada la disciplina que es impuesta a cada Miembro al aceptar participar en este tipo de uniones en lo que se instrumenta un tipo de cambio fijo; (iv) Los efectos adversos que pudieran generarse en el área como consecuencia de choques asimétricos entre sus Miembros; entre otros.

Particularmente, parece difícil el que se establezca -al menos entre los BRIC- un Acuerdo de esta naturaleza (de esta profundidad), sobre todo observando las condiciones y requisitos a cumplir entre sus Miembros.

Una parte fundamental en el juego a desarrollarse, estaría en ver quién de ellos será el primero en promocionar y abandonar sus principios de soberanía en materia de política monetaria y cambiaria, para colocarse en manos en alguna institución de carácter supranacional que dirija y coordine las políticas macro entre sus actores. Cuesta mucho imaginar un Brasil jugando este tipo de juegos o una China haciendo a un lado su opción de llevar por las sendas de su interés a su “renminbi”.

En el MERCOSUR, la propuesta de reemplazar el dólar por las monedas locales está siendo llevada a la práctica por Brasil y Argentina (su principal socio comercial regional), pudiendo realizar desde 2008 parte de su comercio bilateral en reales y pesos.

Sin embargo, según informes del Banco Central de Argentina, el Sistema de Pagos en Monedas Locales (SML) permitió, entre octubre 2008 y mayo 2009, realizar un intercambio por valor de US$47 millones.

El esquema adoptado ha permitido ahorrar el 3% del total de la operación en costos de transacción tanto financieros como administrativos, pero aún así -hasta el momento- sólo el 3% del comercio entre los vecinos ha sido realizado en estas divisas.

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