Anticipar los Cambios…Clave para la Supervivencia!!!
Por Rafael Simón Hernández
En uno de los primeros artículos elaborados para dar rienda suelta a este blog, artículo titulado “Petróleo en el mundo…Vida útil”, comentaba sobre el panorama mundial del mundo energético, sobre el estar viviendo ya años “cruciales” para la llegada del pico de producción petrolera mundial haciendo referencia a la Curva de Hubbert -por cierto, algunos renombrados expertos del mundo petrolero creen que ya hemos llegado/pasado ese punto-, y dejaba el artículo como una breve reflexión sobre un tema que, sin duda, va a propiciar enormes cambios en las relaciones de producción, cambios increíbles en las formas de vida de la sociedad y, sobre todo, cambios en las relaciones de poder que privaran a raíz de tales acontecimientos.
Resulta útil recordar que, posterior a la primera gran crisis del petróleo, por allá por los años ’70, se habían producido una serie de esfuerzos -vale decir, muchos en estas primeras etapas, débiles o timoratos- para ubicar y aprovechar de una manera racional, rentable y sostenible, fuentes de energía alternas, que limitaran un poco el poder que parecían tener, desde ese momento, quienes poseían bajos sus pies los grandes yacimientos de hidrocarburos.
Sin embargo, pareciera que el mundo durante todo este tiempo, fue amoldándose a nuevas formas relacionales y ajustándose el timing para los nuevos esquemas de poder y negocios entre quienes producen el petróleo y quienes lo consumen.
No obstante, vale recordar que, si bien los espacios o países que poseen terrenos (llámese arenas y aguas) bajo los cuales se encuentran los grandes yacimientos de petróleo y gas son un número bastante limitado, y que además sus gobiernos y/o reinos detentan cierto control sobre tales, las fases de producción (en algunos casos) y las fases de refinación y generación de productos de alto valor agregado va por cuenta -en un número muy significativo- de conglomerados privados enormes (véase su nombre entre las primeras 50 empresas del mundo); lo que equivale a decir que, a pesar de las grandes crisis energéticas suscitadas desde entonces, a pesar de los desajustes que éstas provocaban en las fases de producción industrial y las desagradables experiencias que desataban estas crisis con el tema del desempleo y la inflación, siempre hubo lugar para grandes negocios, siempre hubo lugar para grandes ganancias en el mundo de los combustibles fósiles; lo que pudiera haber provocado en general un “por ahora no” a la puesta en desarrollo de nuevos esquemas energéticos de una manera eficiente, seria y responsable.
Ahora bien, pareciera que el mundo está cambiando, pareciera que los pronósticos en relación al llamado pico de producción petrolera están por ahí (aunque no sea un tema de medios, etc.), pareciera que la última gran crisis económico-financiera que ha hecho tambalear diversos escenarios a lo largo y ancho del planeta está provocando cambios de singulares características, y para muestra un botón.
España ha anunciado hace muy pocos días, el inicio de un plan piloto con el que pretende poner en circulación por sus calles automóviles eléctricos que puedan recargarse en la vía pública, plan que implica el transformar/convertir cabinas telefónicas en desuso en centros de recarga, e instalando una tecnología similar en estacionamientos públicos.
Con este plan piloto, la idea es contar en unos dos años con al menos 2.000 vehículos de estas características, que cuenten a su vez con 500 lugares en donde recargar su batería, siendo hasta ahora, Madrid, Sevilla y Barcelona las ciudades que participen del plan.
La experiencia no resulta alocada ni mucho menos. En Londres, el distrito de Westminster comenzó hace un par de años con un programa similar, por medio del cual los dueños de estos vehículos eléctricos pueden recargar y estacionar su vehículo en las calles de Westminster cuantas veces lo deseen. Para hacer viable este plan en Londres, se instalaron unos pequeños postes -sólo en Westminster-, en donde la batería del auto se recupera; y además, los conductores de estos vehículos reciben exenciones fiscales y estacionamiento gratuito en lugares con parquímetro.
Ciertamente, existen aún algunos puntos para trabajar y hacer de esto una experiencia masiva. Por ejemplo, quienes han venido trabajando en este tipo de vehículos, han podido hacer que los mismos alcances una velocidad máxima de 80 Km/H, y tan solo que sus baterías duren en promedio unas dos horas; pero ahora cada vez más fabricantes, como Citroën, Opel y Mitsubishi, están presentando vehículos con mayor rendimiento. Incluso el fabricante indio Tata Motors, anunció la puesta en producción de dos nuevos vehículos, uno de los cuales podría alcanzar hasta los 110 kilómetros por hora.
Y estos no son los únicos esfuerzos. En 1997, la Daimler-Benz puso en marcha un proyecto en el que invirtió unos 350 MMUSD para el desarrollo de motores con pilas de combustible de hidrógeno, sumándose a esta iniciativa -poco tiempo después- la Ford y una compañía canadiense, que hicieron posible juntar fondos para el proyecto por el orden de los 1.000 MMUSD. Otras empresas en paralelo (Nissan, Honda y Mitsubishi) se han comprometido también en el desarrollo de vehículos con energías alternas, para lo cual han destinado otros 1.000 MMUSD.
Ya en este nuevo siglo, la Unión Europea (UE) ha hecho pronunciamientos oficiales en los que hace explícita la intención de convertirse en la primera superpotencia enteramente integrada y basada en energías renovables en el siglo XXI. Para quienes siguen el tema, los objetivos de la UE en el campo de la energía renovable son los más ambiciosos del mundo, puesto que para el año 2010 pretendían contar con 22% de la electricidad y 12% de toda la energía producida en la UE de fuentes energéticas renovables.
Tal vez lo planes no se logren concretar para el 2010, tal vez existan pequeños desfases vistos los altibajos que se han atravesado en los últimos años y sobre todo vistos los efectos que ha generado esta última gran crisis económico-financiera, pero lo que sí es seguro es que se está trabajando en el tema, es que son muchos los actores en el mundo (incluidas por cierto, algunas de las “hasta ahora” principales compañías petroleras privadas del mundo) que a la calladita han invertido volúmenes cuantiosos de recursos para cambias las formas de producción, para ubicar nuevas formas de energía, para cambiar ciertas relaciones de dependencia; son muchas las empresas que ahora destinan importantes partidas presupuestarias para la investigación y el desarrollo en energías renovables.
Quienes poseen los recursos petrolíferos y gasíferos, aquellos Estados que -hasta ahora- han visto sólo entradas de dinero a las arcas como resultado del negocio del oro negro, deberían aprovechar el tiempo de juego que queda en la cancha para producir los cambios necesarios en sus respectivas economías, para constituir verdaderos entramados industriales, para lograr estructuras productivas verdaderamente diversificados, con el mayor provecho de la inventiva y la tecnología, pues sino verán hundir sus pequeños reinos.
Los cambios para muchos llegan de improvisto, pero lo cierto es que siempre existen pequeñas señales que arrojan valiosa información, sólo hay que saber leerlas…
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